El drenaje económico de la periferia europea y los conflictos en el mediterráneo musulmán auguran una inestabilidad geopolítica en la zona que podría complicarse.
Lo que está sucediendo en la zona del Mediterráneo debería,
como mínimo, hacernos reflexionar sobre el futuro geopolítico de la región. Los
medios de comunicación mayoritarios se limitan a presentarnos las noticias de
la zona una tras otra, ciñéndose a titulares y escasísima información. Sin
embargo, cualquier sociólogo o historiador, y creo que cualquier persona
mínimamente curiosa, es forzoso que quede perpleja ante semejante concatenación
de hechos que indudablemente han de tener una consecuencia histórica en los
próximos años.
Desde que la crisis financiera se extendió a Europa bajo la
forma de crisis de deuda soberana, en los estados-nación del norte
del Mediterráneo, incluyendo a Chipre, se ha puesto en marcha un duro proceso
de reducción del gasto público, recorte de derechos sociales, privatización de
servicios básicos y constitucionales, aumento de impuestos, recorte de salarios
y un largo etcétera por todos conocido.
Estas medidas, encaminadas a asegurar el máximo posible de
retorno a los acreedores externos, y la propia historia de estas naciones
están generando una seria crisis de legitimidad política: escándalos de
corrupción, caída de la tradicional estructura bipartidista, desafección de los
votantes. Las últimas elecciones italianas son un ejemplo; el ascenso de la
ultraderecha en Grecia y la absoluta pérdida de credibilidad en España, no
lo son menos. Pero no olvidemos, que las reformas que han tenido estos efectos
sobre el panorama político han ido precedidas por modificaciones de la
Constitución y decisiones políticas impuestas desde fuera. Con esto quiero
decir que, además de la crisis de legitimidad del sistema político, en los
estados-nación del norte del Mediterráneo se está viviendo también un proceso
de pérdida de soberanía, llamado por algunos (1) proceso de colonización.
A esto hay que añadir el panorama económico. La crisis y las
medidas de austeridad aplicadas en estos estados han tenido como consecuencia
el aumento de la desigualdad socio-económica, tasas de desempleo alarmantes,
estanflación, caída del consumo, extensión de la pobreza, desaparición de
la clase media. Curiosamente, estas mismas medidas se implementaron hace unas
décadas en las zonas del Mediterráneo-Sur-Este, las mismas que ahora están
estallando.
Las transformaciones político-económicas que está sufriendo
el Mediterráneo-Norte coinciden en el tiempo con las consecuencias de esas
mismas medidas en algunos países del Mediterráneo-Sur-Este. Las
revueltas, exterminios en algunos casos, y cambios político-económicos
que están teniendo lugar en Túnez, Egipto, Mali, Libia, Siria y últimamente
Turquía, sumados a los cambios propios de los estados europeos del norte del
Mediterráneo dan como resultado una región de enorme importancia geoestratégica
que comienza a ser relativamente inestable y cuyo futuro político es una
incógnita.
¿Hay alguna relación entre unos hechos y otros? ¿Por qué
está sucediendo todo en el mismo periodo de tiempo, en la misma zona geográfica
y con el telón de fondo de la crisis financiera mundial? ¿Por qué en unos casos
y en otros hay implicadas determinadas instituciones financieras
globales? ¿Cuál es el mapa de fuerzas políticas o de conflicto de
intereses que presenta la región? ¿Qué derivas puede tener y a quién interesa
unas u otras?
Artículo escrito por Samuel Rat
Notas
No hay comentarios:
Deja un comentario Tu opinión interesa
Comentarios sujetos a criterios de moderación.