Repartir el trabajo durante crisis severas de empleo no es una novedad histórica. La empresa Kellog´s lideró una experiencia de lo más singular durante la Gran Depresión.
A lo largo de la historia economistas y políticos de
distinto sello ideológico han contemplado el reparto del trabajo como
una medida para afrontar las crisis de desempleo. En 2011, bien entrada ya
la crisis en España, el presidente de la Generalitat de Catalunya Artur
Mas, durante la inauguración del XXII Encuentro empresarial en el
Pirineo, planteó ante el empresariado catalán la necesidad de reducir
jornadas laborales y salarios para repartir el empleo en Catalunya. Según Mas,
los países europeos que por entonces presentaban las mejores cifras de
desempleo, como Holanda con una tasa del 4 %, ostentan economías con más
trabajo disponible pero también con un sistema de reparto del mismo muy
superior al español. (1)
Bueno, no está mal la propuesta. Pero no es nueva ni óptima.
Comparémosla con la iniciativa puesta en marcha por Kellog, sí el de los
krispis, en plena Gran Depresión. Para ello nos basaremos en un capítulo del
magnífico libro The End of Work de Jeremy Rifkin, (2) libro que recomiendo
a los lectores y del que lo que sigue no es más que una humilde reseña.
Durante los años precedentes a la Gran Depresión, debido al
desempleo tecnológico ya existente, el argumento de la reducción de la jornada
laboral estaba sobre la mesa, pero se apoyaba más en razones psicológicas que
en económicas. En ese momento relativamente feliz de la economía, la
American Federation of Labor fundamentaba la necesaria disminución de la
jornada laboral en los beneficios sociales y personales del tiempo libre, tales
como “el desarrollo del cuerpo, la mente y el espíritu...el disfrute y la
riqueza de la vida...el progreso de la sociedad y de la civilización misma” (3)
Pero la perspectiva cambió con el paso de la década. En
octubre de 1929 menos de un millón de personas estaban desempledas en Estados
Unidos. Dos años después, en diciembre de 1931, más de 10 millones de
estadounidenses estaban sin trabajo. Pasados seis meses, el número
ascendía a 13 millones y, finalmente, el pico se alcanzó en marzo de 1933 con
15 millones de desempleados. (4)
Numerosos economistas de la época culparon de esta situación
a las innovaciones tecnológicas introducidas en los procesos de producción
durante los años precedentes, que aumentaron la productividad y el desempleo,
disminuyendo con ello el poder adquisitivo de los ciudadanos y generando una
crisis de sobreproducción y contracción simultánea de la demanda.
Los líderes sindicales del momento defendieron la idea de
compensar las gananciass en productividad con una reducción de las horas
trabajadas con la finalidad de reducir el desempleo y aumentar el poder de
compra. El 20 de Julio de 1932, el Comité Ejecutivo de la AFL hizo un
llamamiento al presidente Hoover para iniciar una negociación colectiva entre
las principales fuerzas sociales con el propósito de tratar e implementar la
jornada semanal de 30 horas. Muchos líderes empresariales se mostraron en
principio reticentes, pero ansiosos por estimular el poder de compra y sin ver
otra solución viable, se unieron a esta propuesta. Entre ellos queremos
destacar a Kellog´s of Battle Creek.
La decisión de Kellog´s fue la más ambiciosa e innovadora de
entre los diversos planes empresariales propuestos para reducir la jornada
semanal. W.K.Kellog consideró que cuatro turnos de seis horas, en lugar de tres
turnos de ocho horas, darían trabajo a 300 personas en Battle Creek.
Además, para asegurarse de que disponían de un adecuado poder adquisitivo subió
el salario mínimo de los trabajadores varones a 4 $ al día y aumentó el salario
por hora en un 12,5 %, compensando así la pérdida de dos horas de trabajo
al día.
El departamento de gestión de Kellog´s sostenía que sus
trabajadores debían beneficiarse de los incrementos en la productividad
disfrutando de salarios más altos y menos horas de trabajo. He aquí un ejemplo
de mentalidad empresarial solidaria y eficiente a la vez.
La compañía recopiló datos que mostraban que sus programas
de reducción laboral aumentaban el entusiasmo y la eficiencia en el trabajo. En
1935 la empresa publicó un estudio, según el cual, tras 5 años con esta
dinámica el coste de producción unitario se había reducido en un 25 %, los
costes laborales en un 10 %, los accidentes en un 41 %, y había un 39 % más de
trabajadores en Kellog´s que en 1929.
La empresa introdujo numerosas innovaciones en la
planta y en la comunidad para impulsar una ética del tiempo libre, incluyendo
un gimnasio, una sala de recreo, un parque deportivo al aire libre, espacios
ajardinados para los empleados, suministros para el cuidado personal
diario y un espacio natural para permitir a sus empleados disfrutar de la
belleza del campo de Michigan.
El presidente de la compañía Lewis L.Brown habló por la
familia Kellog cuando afirmó que el objetivo del aumento de la productividad no
debería ser únicamente el beneficio monetario, sino también más tiempo libre
para millones de trabajadores estadounidenses con la finalidad de que se
reencontraran con la vida familiar, renovaran sus compromisos con la comunidad
y exploraran su propia libertad personal.
Comparen. ¿Da qué pensar, verdad?
Artículo escrito por Samuel Rat.
Notas
(2) Rifkin, Jeremy. The End of Work. Putnam Brothers.
New York. 1996.
(3) Hunnicutt, Benjamin Kline. Work without end: abandoning
shorter hours for the right to work. Philadelphia Temple University Press.1988.
Para saber más de la Gran Depresión: Kenneth Galbraith,
J. The great Crash.
Es exactamente la mentalidad que necesitamos.
ResponderEliminar¿y todo esto se atribuyó solo a los empleados varones?
ResponderEliminarEn aquellos Dias Las empresas estaban dirigidas por familias con Una etica personal y empresarial muyt desarrollada, hoy en dia no exists esta etica. Las empresas estan ditigidas por directivos cuya Unica mision es hacer dinero Para Los share holders q no les importa ni el impacto ambiental, ni los trabajadores, pagar impuestos ..etc
ResponderEliminarinteresante esto.... es la misma idea que usan algunas empresas en el extranjero... aunque no vi lo relacionado con la reduccion de la jornada laboral.
ResponderEliminarEn cuanto a lo que dice Jacinto... mi experiencia en españa y por lo que escucho a conocidos . no es que no exista la etica personal, es que tampoco la empresarial
solo tenemos que ver cual es la jornada laboral mas difundida: de 9 a 7 con horaria partido de dos horas.
Que sentido tiene esto ?al menos para mi no cumple ni apela a ningun sistema de productividad.
Y mucho menos a la realidad de la sociedad actual.
El problema radica que en Españistan los empresaurios si que realmente estarían a favor de reducir la jornada laboral pero con la consiguiente reducción proporcional del salario. En mi empresa sin ir más lejos, se está aplicando una reducción del 15% del salario bruto y cuando les propuse que la reducción fuera vinculada con la reducción de jornada, brotaron las risas entre la directiva pero lo mejor ha sido cuando les he solicitado la jornada continua de 7 a 3, seguro que alguno de vosotros oísteis las carcajadas desde vuestras casas.
ResponderEliminarEn fin "Spain is diferent".