¿Sabías qué...?

Algunas cosas que quizá te interese saber, pero de las que no se habla tanto como debiera.


1. La cuarta parte de los desempleados de la Eurozona son españoles. Las cifras provienen de los datos recogidos por la encuesta de la EPA para el pasado mes de agosto, que muestran que en nuestro país siguen habiendo alrededor de 4,5 millones de personas sin empleo frente a los 12 millones existentes en el resto de la Eurozona (tal y como se muestra en esta entrada de El blog salmón). No es desde luego una cifra para andar por ahí sacando pecho, por mucho que el Gobierno del Partido Popular y todos los medios de propaganda y desinformación a su servicio concentren sus esfuerzos en vender la ilusión de que España se está convirtiendo en el motor de creación de empleo de la UE. Cierto es que se ha frenado la destrucción de empleo, pero este fenómeno es común a todos los países de nuestro entorno y no mérito del señor Rajoy y sus colaboradores. Una vez más tratan de hacernos creer que algo meramente coyuntural es obra de una buena gestión de gobierno.
Por si no tuviéramos suficiente con eso de que uno de cada cuatro parados de la Zona Euro sea español, el desastre laboral hispánico se plasma en otros tantos indicadores. La temporalidad del empleo (cerca del 21% frente al 12,8% de la media europea) y el paro juvenil (que alcanza una tasa del 43% para los menores de 25 años, mientras que en el resto de la UE la media se sitúa por debajo del 20%) son males endémicos a los que ya parecemos acostumbrados. Para a estos se suman otros más. El subempleo, el hecho de que haya gente que quiera que sus contratos a tiempo parcial sean a jornada completa pero no puedan conseguirlo, se está convirtiendo en algo cada vez más frecuente en nuestro país. De hecho casi la décima parte de la población activa española se encuentra en esta situación, lo que una vez más nos sitúa en el furgón de cola de la Unión. A esto debemos unirle el hecho de que el nivel de formación de buena parte de los trabajadores sigue siendo bastante bajo, ya que la tercera parte de los mismos ni tan siquiera poseen una titulación secundaria o de Formación Profesional. A la luz de semejante cifras no es de esperar que la situación laboral en España vaya a mejorar demasiado en los años venideros. Bastante tendremos con que no empeore.

2. Las fuerzas del orden y la Administración se empeñan en criminalizar a los colectivos libertarios, etiquetándolos de "terroristas", aun a pesar de que hasta la fecha no han podido demostrar nada de nada. Uno de los episodios de esta campaña de hostigamiento, casi se diría que de persecución, lo tenemos en el llamado "caso Pandora" (ver la siguiente noticia de eldiario.es), que hace cosa de un año se saldó con la detención de nueve personas pertenecientes al colectivo Llibert, una organización vinculada al entorno libertario y al Ateneu Llibertari de Sants, quienes denunciaron los hechos ¿Qué encontraron los mossos en los registros efectuados en los locales del colectivo? ¿Armas de fuego, cuchillos, bates de beisbol o cócteles incendiarios tal vez? ¿O acaso pasaportes y DNI falsificados, bombas caseras o material para fabricarlas? Es lo que habitualmente se nos dice en los medios que esperaríamos encontrar en poder de unos peligrosos anarquistas antisistema, ¿verdad? Pues nada de eso. Los agentes tan solo se incautaron de libros, revistas de publicación propia, sprays para hacer pintadas y algunas banderas. Como vemos todas cosas súper peligrosas susceptibles de convertirse en armas mortíferas capaces de desencadenar terribles matanzas.
Estas detenciones formaron parte de la segunda fase de la Operación Pandora, iniciada en 2014 con otros once arrestos, en este caso miembros de los colectivos Procés EMBAT, Elissa o Acció Llibertària. Unos y otros fueron acusados de "asociación con fines terroristas", una figura legal que se ha aplicado en este caso de forma increíblemente ambigua, ya que pretende aplicar el calificativo de "terrorista" a casi cualquier tipo de actividad. A pesar de ello todos los detenidos el pasado año se encuentran actualmente en libertad porque la causa se encuentra parada, ya que de momento la fiscalía no ha encontrado ninguna base sólida para seguir adelante con la misma.
Una y otra vez nos encontramos siempre con lo mismo. Colectivos y asociaciones cívicas de ideología libertaria son sistemáticamente criminalizados y perseguidos, aprovechando una aplicación cuasi draconiana de las leyes antiterroristas. Registros, detenciones, procesamientos; la presión se deja sentir sobre estos movimientos, han de saber que están en el punto de mira por ser incontestablemente críticos con el actual establishment. Indudablemente siempre existen grupos reducidos, o incluso individuos que actúan por su propia cuenta, dispuestos a realizar acciones violentas que son meramente testimoniales. Si bien cuando tienen lugar los medios las tratan con la debida amplitud para magnificarlas y dar a entender que han sido muchísimo más graves de lo que realmente fueron.
¿En qué suelen quedar muchos de estos casos? Generalmente en nada, porque al final los acusados son absueltos sin cargos. Ejemplos los tenemos en los procesos contra Iru Moner (uno de los últimos encausados por el "caso Pandora"), Óscar Murciano (sindicalista de la CGT en el comité de empresa de Hewlett Packard) o Ermengol Gassiot (secretario general de la CGT en Cataluña). En algunas de estas causas los montajes policiales rozaron el más grotesco de los ridículos, como cuando se exhibieron camisetas incautadas con logos en favor del veganismo como muestra de la peligrosa radicalización de los colectivos libertarios barceloneses. Si eso es lo peor que pudieron encontrar no creo que sea necesario explicar mucho más.

3. La contaminación provocada por las centrales térmicas causa sólo en Asturias 245 muertes prematuras al año. En la cornisa cantábrica se concentran buena parte de las plantas de producción de energía eléctrica mediante la quema de combustibles fósiles, algo que resulta compresible dado que en esta área se han localizado históricamente las principales regiones mineras del país. En el caso concreto de Asturias estamos hablando de centrales térmicas que emplean hulla o antracita, dos variedades de carbón que, al ser quemadas en el proceso, producen grandes cantidades de contaminantes como óxidos de azufre o nitrógeno. Dichos subproductos son responsables por ejemplo de la lluvia ácida, que intoxica los cursos de agua y provoca daños en la vegetación. Eso sin contar por supuesto con las emisiones de dióxido de carbono responsables del actual calentamiento del clima en todo el planeta.
Si la cosa no pasara de unos efectos medioambientales adversos podríamos decir tal vez que no es un asunto tan grave. Pero la cuestión es que, en Asturias, informes de la OEMA (la Oficina Europea para el Medio Ambiente) respaldados por organizaciones como Ecologistas en Acción vienen a decir que las emisiones de las centrales térmicas están causando graves perjuicios en la salud de los habitantes de las poblaciones circundantes (tal y como muestra este informe de la propia OEMA). En España la muertes prematuras anuales asociadas a la exposición a subproductos contaminantes de la quema de carbón para producción de energía eléctrica ascienden a más de 1.500 (datos de 2013), mientras que los casos de ataques de asma en niños por este mismo motivo se elevan a 48.000 al año. Sumando todas las afecciones relacionadas, y los días de trabajo perdidos a causa de las bajas laborales, el coste sanitario de esta forma de energía sucia suma los 4.330 millones de euros anuales. Y en Asturias el problema es mayor que en otras partes, ya que dicha comunidad autónoma concentra 245 muertes prematuras al año a causa de la contaminación térmica (principalmente por bronquitis crónicas y otras dolencias de tipo respiratorio). De hecho en el caso asturiano el coste sanitario acumulado de los problemas que causa este tipo de contaminación asciende a casi 700 millones de euros anuales, coste que está por encima del valor de mercado de la electricidad producida por las centrales que allí se ubican. A la luz de los datos, ¿quién puede decir que este tipo de centrales resultan beneficiosas para los vecinos que deben soportarlas?

4. Hay pruebas de que Estados Unidos permitirá la huida de los terroristas de Daesh de la ciudad de Mosul antes de que sea tomada por las tropas iraquíes. Según diversos informes de inteligencia en esta la segunda ciudad de Irak, tomada por las milicias del autoproclamado Califato en 2014, todavía permanecen cerca de 10.000 combatientes de la fanática y sanguinaria organización. Pero ahora el equilibrio de fuerzas no les es en absoluto favorable. Alrededor de 60.000 soldados del ejército iraquí y milicianos kurdos y chiíes, apoyados por artillería pesada, carros de combate y por supuesto la aviación estadounidense, se disponen a lanzar el asalto final sobre Mosul con el objeto de expulsar de allí a los yihadistas. Puede que Daesh lleve meses preparándose para la defensa, que haya plagado la ciudad de infinidad de trampas mortales, que incluso vaya a usar a civiles como escudos humanos o que sus más decididos combatientes estén dispuestos a morir antes que rendirse. Pero parece que nada de eso cambiará el resultado final de la batalla que está a punto de comenzar. Antes o después las tropas gubernamentales recuperarán el control de Mosul.
Eso es lo que no paran de repetir los telediarios y la prensa mayoritaria, un golpe letal asestado a Daesh en uno de sus principales bastiones. Las bombas norteamericanas, que como todos sabemos son "buenas" (no como las rusas, que son "malas"), caerán sin cesar sobre esta ciudad para allanarle el camino a los soldados iraquíes, que como todos sabemos son "buenos" (no como los sirios, que son "malos"). Pero ésta es sólo una versión de la historia, pues hay otra de la que no nos hablan. Tal y como se revela en esta entrada de la web Tercera información, que cita fuentes de la agencia de noticias RIA Novosti, ante la inminencia de la pérdida de Mosul los terroristas estarían recibiendo garantías por parte de Estados Unidos de que se les habilitará un corredor seguro para poder escapar de la ciudad antes de la llegada de las tropas iraquíes y sus aliados. En la operación también estaría implicada Arabia Saudí, principal valedor internacional del islamismo más fanático y reaccionario, e incluso la fuente llega a afirmar que los cabecillas de Daesh ya habrían recibido la lista de objetivos que van a ser bombardeados por la aviación estadounidense, para así poder evitarlos. Naturalmente todo esto se hará guardando las apariencias. Un grupo de "tontos útiles" se encargará de la última línea de defensa para que el grueso de las fuerzas terroristas tenga tiempo para huir.
¿Qué puede ganar Washington dejando escapar hasta alrededor de 9.000 terroristas desquiciados? Parece un imperdonable y criminal acto de irresponsabilidad y en efecto lo es, pero podría tener su razón de ser. Todos ellos podrían ser derivados a Siria y engrosar así las filas de aquellos que continúan combatiendo a las tropas de al-Asad. Esto serviría para abrir nuevos frentes en la región de Palmira y en Deir Ezzor que obligarían a Damasco a destinar efectivos en estos lugares, reduciendo así la asfixiante presión a la que se ven sometidos los terroristas que resisten en Alepo, sitiados desde este verano por el ejército sirio. Esta última ciudad es determinante para la resolución del conflicto y, por extensión, Siria es una pieza clave en el tablero geopolítico donde las grandes potencias realizan sus movimientos. Como podemos comprobar hay mucho más en juego de lo que imaginamos.

5. El poderosísimo huracán Matthew, que ha sembrado la desolación en el Caribe, pasó por Cuba sin provocar víctimas mortales. Es uno de esos desastres que suele provocar una de esas tan manoseadas y maniqueas oleadas de solidaridad que desembocan en acciones benéficas que recaudan un buen puñado de dinero, aunque luego no sepamos muy bien a dónde va y la noticia quede relegada al olvido a la semana siguiente. El huracán Matthew, que alcanzó la magnitud 5 en la escala Saffir-Simpson (la más destructiva de todas), pasó por el Caribe dejando tras de sí un sobrecogedor rastro de muerte y destrucción. El caso más grave es el de Haití, país que no había levantado cabeza desde el terremoto de 2010 y que ahora ha vuelto a quedar por completo devastado, ya que se estima que Matthew ha dejado allí un saldo de alrededor de un millar de víctimas mortales y cerca de 60.000 heridos (más los brotes de cólera y disentería que ya se están empezando a propagar). La temible tormenta tocó tierra alcanzando también Estados Unidos, donde ha matado a más de 70 personas provocando daños por valor de 26 mil millones de dólares.
Pues bien, Cuba tampoco se ha librado del azote de Matthew. Allí el huracán ha provocado grandes inundaciones y destrozos, los más graves de su historia reciente, cuya cuantía asciende a unos 17 mil millones de dólares. Sin embargo, y esto diferencia a Cuba del resto de países de su entorno, no se ha registrado ni una sola víctima mortal por este desastre ¿Cómo es esto posible si, como todos sabemos, en la isla andan especialmente faltos de recursos? La respuesta la encontramos en el altamente eficaz protocolo de gestión de emergencias desarrollado por las autoridades cubanas (ver la siguiente noticia del diario Clarín). Dicho protocolo de prevención de desastres se basa en una combinación de solidaridad y disciplina militar que, además, prima por encima de cualquier otra cosa evitar que se produzcan muertes. Es por eso que la llamada Defensa Civil está coordinada por el ejército, pero en ella intervienen también numerosas unidades de civiles voluntarios, que actúan agrupados en 168 brigadas que se dividen la isla en sus respectivas áreas de actuación. Al frente de cada una de estas brigadas hay un responsable que organiza a los voluntarios, pero que se coordina en todo momento con las unidades militares, de bomberos y socorristas.
Es un sistema en el que todo el mundo sabe lo que tiene que hacer, porque ha sido educado para ello incluso en edad escolar y ha participado en numerosos simulacros de emergencia. Así se evita la desorganización y las huidas descontroladas, porque todas las evacuaciones se programan con tiempo suficiente (atendiendo a los avisos de los servicios meteorológicos) para llevar a la población a refugios seguros. La solidaridad vecinal y el propio ejército se encargan también de que, en la medida de lo posible, a nadie le falte de nada. Entretanto, antes de que llegue la tormenta, cuadrillas de trabajadores se encargan de trasladar el material necesario a las zonas que van a resultar afectadas. Así se puede empezar con las tareas de reconstrucción lo más rápido posible y se minimizan los costes.
Ésta es la forma cubana de afrontar los huracanes y, viendo el contraste con lo sucedido en Haití, salta a la vista su eficacia en función de los resultados. Mientras los haitianos claman todavía ayuda internacional en medio de las ruinas, una semana después del paso del Matthew en Cuba ya habían sido restablecidos los servicios esenciales (electricidad, agua potable) y todas las vías de comunicación estaban abiertas. Toda una lección por su parte. Así que más aprender de lo que a este respecto puede enseñarnos el pueblo cubano y menos muestras hipócritas de caridad.


Agencia Tigris

No hay comentarios:

Deja un comentario Tu opinión interesa

Comentarios sujetos a criterios de moderación.