Algunas cosas que quizá te interese saber, pero de las que no se habla tanto como debiera.
Este gráfico muestra que , en los últimos años, algunos de nuestros principales compradores de armamento y material de defensa han sido países como Arabia Saudí o Venezuela (Fuente: El norte de Castilla).
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1. El gobierno del Partido Popular ha continuado con la "tradición" de autorizar la venta de armas a países en conflicto o sospechosos de no respetar los derechos humanos.Tal vez lo de Venezuela sea lo de menos, pues España siempre mantuvo este tipo de relaciones comerciales con los países latinoamericanos, independientemente de quién los gobernara. La cuestión es que, viendo como las exportaciones de material de defensa han aumentado hasta los 3.200 millones de euros (cifras de 2014), se está viendo una preocupante tendencia a suministrar armamento y el llamado material de doble uso (susceptible de tener aplicaciones militares, como suele ser el caso casi siempre, aunque haya que disimular con eufemismos) a países implicados en conflictos armados o, en su defecto, con gobiernos autoritarios que no muestran el menor respeto por los derechos humanos.
Un claro ejemplo es Arabia Saudí que, al contrario de lo que ha sucedido con Venezuela, se ha convertido en los últimos tiempos en un buen cliente para la industria militar española. De hecho las exportaciones han ido de menos a más alcanzando en 2014 una cifra próxima a los 300 millones de euros, cantidad que con toda seguridad será superada en el balance de 2015. Los últimos encargos han consistido principalmente en aviones para reabastecimiento en vuelo, misiles de corto alcance, armas ligeras y munición. Y todo ello a pesar de que el régimen teocrático de la dinastía Saud es uno de los más tiránicos del mundo, como bien demuestran las salvajes condenas que dictan sus tribunales (decapitaciones, crucifixiones, amputaciones, flagelaciones, etc.), o su criminal intervención en Yemen en un intento de aplastar a los rebeldes houthis y sus aliados (al respecto ver la siguiente noticia publicada por La Marea).
3. En Suecia la población de origen extranjero se hacina en guetos empobrecidos y degradados. Los países escandinavos, como Suecia, han tenido un gran éxito vendiendo esa imagen de paraíso idílico que todos conocemos. Dicha imagen es acertada en muchos casos, naciones que son referentes en el elevado nivel de vida de sus habitantes, en los derechos sociales y en un éxito económico que no está reñido con las políticas progresistas. También tenían fama hasta no mucho de ser un refugio para los perseguidos y parias de la Tierra, allí donde serían aceptados y podrían integrarse.
Un claro ejemplo es Arabia Saudí que, al contrario de lo que ha sucedido con Venezuela, se ha convertido en los últimos tiempos en un buen cliente para la industria militar española. De hecho las exportaciones han ido de menos a más alcanzando en 2014 una cifra próxima a los 300 millones de euros, cantidad que con toda seguridad será superada en el balance de 2015. Los últimos encargos han consistido principalmente en aviones para reabastecimiento en vuelo, misiles de corto alcance, armas ligeras y munición. Y todo ello a pesar de que el régimen teocrático de la dinastía Saud es uno de los más tiránicos del mundo, como bien demuestran las salvajes condenas que dictan sus tribunales (decapitaciones, crucifixiones, amputaciones, flagelaciones, etc.), o su criminal intervención en Yemen en un intento de aplastar a los rebeldes houthis y sus aliados (al respecto ver la siguiente noticia publicada por La Marea).
Esto quizá no sorprenda dadas las buenas relaciones que siempre parecen haber mantenido las casas reales española y saudí, así como también al hecho de que el régimen de Riad sigue siendo un gran aliado de Occidente. Sin embargo llama más la atención la venta de material de doble uso a Irán en 2014 por valor de 31 millones de euros. A este respecto el volumen de exportaciones se duplicó en relación al anterior ejercicio en un escenario de creciente implicación de dicho país en la guerra en Siria. Para que luego hablen de las supuestas relaciones de determinados partidos con el régimen de Teherán. Los buenos negocios y la hipocresía siempre van de la mano.
2. España es el único país del mundo en el que el autoconsumo de energía solar se castiga por ley, entre otras cosas, regalando los excedentes no consumidos a las compañías eléctricas. El infame RD 900/2015, instaurado por el actual gobierno, no sólo es un ataque descarado al sector de las renovables, sino que también parece un insulto a la inteligencia de los consumidores y muy en especial a la de aquellos que han optado por instalaciones de autoconsumo de energía solar fotovoltaica. Aparte del lamentable "impuesto al sol", el más caro de cuantos se aplican (0,06 €/KWh para instalaciones de más de 10KW, cuando en Alemania es por ejemplo de 0,03 €/KWh en el mismo caso), o la penalización del uso de sistemas de acumulación (como las ya famosas baterías Tesla), nos encontramos con una insólita y restrictiva legislación, única en el mundo, de no retribución de la energía no consumida que se ha de verter a la red eléctrica.
En otros países la legislación en relación al autoconsumo es variada y ofrece distintas formas de compensación para el excedente eléctrico que se vierte a la red. En Alemania, el Reino Unido o Japón se aplica la llamada feed-in tariff, por la que se compensa mediante una cantidad fija por KWh, independientemente de la energía excedentaria vertida. En Estados Unidos, Australia, Noruega e incluso México se hace uso del balance neto, es decir, por cada KWh vertido se tiene derecho a consumir de la red sin coste alguno otro KWh. Por último tenemos la tarifa neta, que aplican por ejemplo Italia y Chile, que estipula que por cada KWh vertido se tiene derecho a un descuento en la factura eléctrica, que puede ser variable.
España es el único miembro por el momento del cuarto grupo de países en referencia a cómo se han de gestionar los excedentes del autoconsumo. La solución es sencilla, directamente no se retribuye la electricidad que se vierte a la red o, lo que es lo mismo, la Ley obliga a los autoconsumidores a regalar dicha energía a las compañías eléctricas. No está nada mal para los gerifaltes del oligopolio energético español, especialmente porque el gasto de instalación y puesta en marcha de los sistemas fotovoltaicos (impuestos abusivos aparte) corre a cuenta de los particulares. Todo esto está claramente orientado a desincentivar con la mayor contundencia posible la extensión de las pequeñas instalaciones de autoconsumo, dejando el mercado eléctrico en manos de los de siempre. No debemos olvidar que España es un país con un nivel elevado de radiación solar (dependiendo de la época, hasta el 70% de la energía producida por las instalaciones fotovoltaicas es excedentaria), por lo que el sector solar es un bocado más que apetitoso. Y viendo las relaciones que las grandes eléctricas mantienen con el poder político, con personajes como el ex presidente Felipe González como claro exponente, no es de extrañar en absoluto que éste legisle siempre a su favor y en contra de los intereses de los ciudadanos.
Imágenes de coches incendiados durante los disturbios en
el barrio de Husby (Estocolmo) en 2013.
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Sin embargo todo eso era hasta ahora, ya que tras la resplandeciente fachada el paraíso escandinavo no es tan utópico como nos lo pintan. Noticias como la del pasado viernes 29 de enero, cuando una horda de neonazis agredió a decenas de refugiados en la estación de Estocolmo, ponen de manifiesto una realidad mucho más sórdida y distópica. Una oleada odio xenófobo se extiende por todos los países nórdicos y Suecia no es la excepción, exacerbada por la amenaza, exagerada o no, del yihadismo y la crisis de los refugiados sirios que llaman a las puertas de Europa. Esto no ha hecho sino empeorar la situación de la población de origen inmigrante, tal y como pone de relieve el siguiente y esclarecedor artículo de Diásporas Magazine. Hablamos de ciudadanos de segunda, suecos de nacimiento pero no de condición, puesto que su color de piel, ojos y pelo no es el adecuado. Así nos encontramos con realidades como la de los barrios de Husby y Riskeby, en la periferia de Estocolmo, lugares poblados casi exclusivamente por extranjeros y descendientes de extranjeros, donde la miseria permanece enquistada y donde la tasa de desempleo se sitúa en torno al 80%.
Barrios como estos son una pesadilla en medio del sueño escandinavo de paz, prosperidad y perfección. Los disturbios habidos en ellos en mayo de 2013, y que se prolongaron durante días, fueron un estallido de rabia y desesperación tras el asesinato injustificado, a manos de la policía, de un joven de la zona. Nada de eso se supo en los medios suecos e internacionales que se hicieron eco de las algaradas y los numerosos coches quemados, tan sólo eran "ataques vandálicos perpetrados por inmigrantes salvajes que no quieren integrarse en la cultura europea". El racismo en Suecia, de su sociedad, sus instituciones y sus fuerzas de seguridad, es una realidad palpable por mucho que nos la oculten o la mayoría no quiera verla.
4. En Estados Unidos ha surgido el llamado movimiento de los "millonarios patrióticos", que acepta que las grandes fortunas han de pagar más impuestos que ahora. La iniciativa la están llevando conocidos magnates como Warren Buffet, Garrett Gruener o Eric Schoenberg (presidente de Campus Works INC), que forman parte del selectísimo club de aquellos que ingresan más de un millón de dólares al año. Al grito de "Tax me!" (que se podría traducir como "¡ponme más impuestos!"), estos multimillonarios se han sumado a la propuesta que busca una marcada subida en los impuestos que su colectivo tributa, los que ya se está empezando a conocer como "iniciativa o ley Buffet" y que cuenta con la simpatía de la administración Obama (al respecto ver el siguiente enlace en YouTube). Son alrededor de 200 los acaudalados que forman parte de este grupo de "millonarios patrióticos", como así se hacen llamar, que acepta la necesidad de pagar más impuestos y, además, considera conveniente duplicar el salario mínimo federal de 7,25 a 15 dólares a la hora.
¿Qué mosca les ha picado a todos estos súper ricos? ¿Acaso se han convertido al populismo bolivariano de partidos como Podemos? Tal y como comenta el propio Schoenberg: "El nivel de desigualdad es increíble (...). Es un sistema roto y si no hacemos algo esta sociedad no funcionará ni para los ricos ni para los pobres". La cosa está bien clara, no es que estos patriotas hayan cambiado de planteamientos ideológicos, siguen pensando que el capitalismo es algo maravilloso. Más bien consideran que su modelo puede "morir de éxito" como suele decirse. Un sistema diseñado para que unos pocos acaparen toda la riqueza en detrimento de la inmensa mayoría, termina convirtiéndose en disfuncional antes o después. Es de eso del lo que se han dado cuenta Buffet y compañía. Se ha fomentado la desigualdad hasta tal punto que ya estamos próximos a una situación de ruptura social total, por lo que sería conveniente poner freno a las medidas neoliberales implementadas desde principios de los 80. Desde ese punto de vista los millonarios patrióticos son más bien millonarios alarmados ante el posible colapso del mundo de privilegios que para sí han creado.
5. China se ha lanzado a la conquista del mercado agroalimentario mundial. A pesar de su preocupante desaceleración económica la superpotencia emergente tiene ambiciosos planes de futuro. Uno de ellos es el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, una gran apuesta geoestratégica para consolidar su posición en Eurasia y el mundo y frenar así los intentos estadounidenses por aislarla. Pero tan importante como esta red de infraestructuras y rutas comerciales es la pretensión china de dominar el mercado mundial de producción de alimentos, algo de lo que se ha hablado muy poco hasta ahora y que, de llevarse a término, podría hacer que en un futuro buena parte de la población del planeta se alimente con productos "made in China" (ver la siguiente entrada en ATTAC).
¿Cómo piensa llevar a cabo Beijing estos planes? La estrategia es triple. En primer lugar pasa por el acaparamiento a gran escala de tierras en terceros países, especialmente en África y Latinoamérica, para ponerlas en explotación con una agricultura industrializada e intensiva; en no pocos casos en detrimento de las poblaciones locales. En segundo lugar se piensa implementar una muy ambiciosa reforma agraria a nivel interno, para modernizar el tejido agropecuario chino, acabando ya de paso con decenas de miles de pequeñas explotaciones tradicionales que todavía subsisten por todo el país. En ese sentido ya han sido transferidas a grandes compañías con participación estatal, como Cofco o CITIC, alrededor de 25 millones de hectáreas, que van a ser transformadas en macro explotaciones agrícolas y en una red de ultramodernas megagranjas intensivas de vacuno, cerdos y aves principalmente. Por último el tercer pilar de esta estrategia pasa por la adquisición de grandes compañías trasnacionales del sector agroalimentario o, en su defecto, llegar a acuerdos de asociación con los gigantes mundiales del sector, como las corporaciones norteamericanas Smithfield Foods y WH Group, o los números uno en producción de semillas Pioneer y Bayer CropSciencie. Según ciertas fuentes, en la última década China ha invertido más de 43.000 millones de dólares en operaciones de este tipo, extendiendo su entramado de control a todo tipo de compañías a lo largo y ancho del mundo. Por último no hay que olvidar que la apuesta de Beijing por los cultivos transgénicos sigue siendo muy decidida.
Quien te da de comer también te controla. Después de todo tal vez no haya mayor verdad que esa, algo que los chinos parecen haber entendido a la perfección en su aspiración de convertirse en la gran superpotencia del siglo XXI. El problema radicará en última instancia en la calidad de los productos que distribuyan y, por supuesto, en los potenciales peligros para la salud pública que esto puede llegar a tener.
Barrios como estos son una pesadilla en medio del sueño escandinavo de paz, prosperidad y perfección. Los disturbios habidos en ellos en mayo de 2013, y que se prolongaron durante días, fueron un estallido de rabia y desesperación tras el asesinato injustificado, a manos de la policía, de un joven de la zona. Nada de eso se supo en los medios suecos e internacionales que se hicieron eco de las algaradas y los numerosos coches quemados, tan sólo eran "ataques vandálicos perpetrados por inmigrantes salvajes que no quieren integrarse en la cultura europea". El racismo en Suecia, de su sociedad, sus instituciones y sus fuerzas de seguridad, es una realidad palpable por mucho que nos la oculten o la mayoría no quiera verla.
4. En Estados Unidos ha surgido el llamado movimiento de los "millonarios patrióticos", que acepta que las grandes fortunas han de pagar más impuestos que ahora. La iniciativa la están llevando conocidos magnates como Warren Buffet, Garrett Gruener o Eric Schoenberg (presidente de Campus Works INC), que forman parte del selectísimo club de aquellos que ingresan más de un millón de dólares al año. Al grito de "Tax me!" (que se podría traducir como "¡ponme más impuestos!"), estos multimillonarios se han sumado a la propuesta que busca una marcada subida en los impuestos que su colectivo tributa, los que ya se está empezando a conocer como "iniciativa o ley Buffet" y que cuenta con la simpatía de la administración Obama (al respecto ver el siguiente enlace en YouTube). Son alrededor de 200 los acaudalados que forman parte de este grupo de "millonarios patrióticos", como así se hacen llamar, que acepta la necesidad de pagar más impuestos y, además, considera conveniente duplicar el salario mínimo federal de 7,25 a 15 dólares a la hora.
¿Qué mosca les ha picado a todos estos súper ricos? ¿Acaso se han convertido al populismo bolivariano de partidos como Podemos? Tal y como comenta el propio Schoenberg: "El nivel de desigualdad es increíble (...). Es un sistema roto y si no hacemos algo esta sociedad no funcionará ni para los ricos ni para los pobres". La cosa está bien clara, no es que estos patriotas hayan cambiado de planteamientos ideológicos, siguen pensando que el capitalismo es algo maravilloso. Más bien consideran que su modelo puede "morir de éxito" como suele decirse. Un sistema diseñado para que unos pocos acaparen toda la riqueza en detrimento de la inmensa mayoría, termina convirtiéndose en disfuncional antes o después. Es de eso del lo que se han dado cuenta Buffet y compañía. Se ha fomentado la desigualdad hasta tal punto que ya estamos próximos a una situación de ruptura social total, por lo que sería conveniente poner freno a las medidas neoliberales implementadas desde principios de los 80. Desde ese punto de vista los millonarios patrióticos son más bien millonarios alarmados ante el posible colapso del mundo de privilegios que para sí han creado.
En la imagen Jian Zhon Yin, el nuevo magnate
de la industria agraria china.
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¿Cómo piensa llevar a cabo Beijing estos planes? La estrategia es triple. En primer lugar pasa por el acaparamiento a gran escala de tierras en terceros países, especialmente en África y Latinoamérica, para ponerlas en explotación con una agricultura industrializada e intensiva; en no pocos casos en detrimento de las poblaciones locales. En segundo lugar se piensa implementar una muy ambiciosa reforma agraria a nivel interno, para modernizar el tejido agropecuario chino, acabando ya de paso con decenas de miles de pequeñas explotaciones tradicionales que todavía subsisten por todo el país. En ese sentido ya han sido transferidas a grandes compañías con participación estatal, como Cofco o CITIC, alrededor de 25 millones de hectáreas, que van a ser transformadas en macro explotaciones agrícolas y en una red de ultramodernas megagranjas intensivas de vacuno, cerdos y aves principalmente. Por último el tercer pilar de esta estrategia pasa por la adquisición de grandes compañías trasnacionales del sector agroalimentario o, en su defecto, llegar a acuerdos de asociación con los gigantes mundiales del sector, como las corporaciones norteamericanas Smithfield Foods y WH Group, o los números uno en producción de semillas Pioneer y Bayer CropSciencie. Según ciertas fuentes, en la última década China ha invertido más de 43.000 millones de dólares en operaciones de este tipo, extendiendo su entramado de control a todo tipo de compañías a lo largo y ancho del mundo. Por último no hay que olvidar que la apuesta de Beijing por los cultivos transgénicos sigue siendo muy decidida.
Quien te da de comer también te controla. Después de todo tal vez no haya mayor verdad que esa, algo que los chinos parecen haber entendido a la perfección en su aspiración de convertirse en la gran superpotencia del siglo XXI. El problema radicará en última instancia en la calidad de los productos que distribuyan y, por supuesto, en los potenciales peligros para la salud pública que esto puede llegar a tener.
Agencia Tigris
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