La crisis del estado del bienestar puede interpretarse bajo la luz del tránsito a un nuevo modelo: el capitalismo ecológico.
El momento era exactamente el contrario al actual pues la
austeridad, lejos de ser el valor prioritario, se convirtió en el contravalor
por excelencia. El uso de la publicidad desde los años 30 se disparó en Estados
Unidos con el propósito de transformar los hábitos de vida de una población
austera, mayoritariamente seguidora de la ética protestante del trabajo y el
ahorro, que prefería consumir galletas o salsas caseras antes que comprar las
producidas por la industria. Además de la publicidad, en la promoción del
consumo destacaron el estado y el sector financiero, que suministró crédito accesible a la
clase trabajadora. Por su parte, el estado asumió el rol de velar por el poder
de compra mediante el sistema de protección social en
sentido amplio, la legislación laboral o las políticas fiscales de recaudación
y redistribución de la riqueza El sistema
capitalista se había transformado en la sociedad de consumo, teniendo en el
estado social de derecho su correlato político, y las naciones occidentales
entraban en un periodo de distribución y acceso a la riqueza sin precedentes en
la historia.
Sin embargo, ahora entramos en un periodo antitético. Asumiendo la hipótesis de algunos economistas, la presente
es una crisis sistémica que desembocará en un cambio de modelo. Si el
precedente se fundó en el consumo ¿Qué nuevo principio incorporará la crisis
del 2007? El despliegue histórico de modelo consumista ha desarrollado su propia negación y actualmente la conciencia de la escasez de los recursos es para numerosos
teóricos uno de los elementos que podría distinguir esta nueva fase del capitalismo.
A diferencia del modelo anterior, en el contexto actual tiene un peso muy
notable la idea de que habitamos un planeta de recursos limitados, con una
población humana creciente, una notable degradación medioambiental y una huella ecológica desbordada. Es probable por ello que la limitación drástica de la capacidad de
consumo se imponga como elemento central del nuevo modelo, ahora que se teme
que el coste de las externalidades negativas termine por superar los beneficios
derivados del ya viejo modelo de expansión.
Las medidas de austeridad implementadas en diferentes países
de la OCDE con ocasión de la crisis financiera podrían interpretarse de esta manera. Para la supervivencia del
capitalismo en la nueva era de sensibilidad ecológica es preciso que las
naciones desarrolladas corrijan significativamente su nivel de vida. Los
recortes en servicios públicos y derechos sociales formarían parte de un
despliegue político mundial cuyo objetivo consiste en empobrecer a la población,
generando así un nuevo orden económico viable en términos ecológicos. La
creciente desigualdad económica y la generalización de la pobreza para la mayoría
de la población restringirían
el capitalismo de consumo para unos pocos afortunados, quedando el resto
excluido de los privilegios de los que gozaron sus padres y abuelos. Un nuevo modelo basado en la desigualdad y la escasez.
En este sentido, resulta significativo que la corrección del estado del bienestar
se esté realizando orquestadamente al mismo tiempo en diferentes países. Como algunos
sostienen, el nuevo capitalismo verde debería implementarse de un modo global,
pues como es sabido los problemas ecológicos no entienden de fronteras políticas.
Lo que sucede ahora mismo cobraría sentido bajo la hipótesis del tránsito controlado hacia este nuevo modelo. Los agentes responsables de encaminar la economía mundial por la
senda de la escasez desigual se han servido de mecanismos financieros para
forzar el rumbo de las naciones en esa dirección. El endeudamiento de los
estados ha contribuido a la usurpación de su soberanía política. En cierto modo,
la construcción de entidades transnacionales o la pérdida de soberanía monetaria
de los países europeos ha conducido a un traslado de los centros de decisión
político-económica de los estados-nación a entidades supra-nacionales
gobernadas por tecnócratas cuya misión consiste en dirigir la economía mundial
hacia su nueva fase histórica: el estancamiento-decrecimiento-crecimiento leve.
Samuel R.
Samuel R.
No hay comentarios:
Deja un comentario Tu opinión interesa
Comentarios sujetos a criterios de moderación.