El tiempo de los descerebrados

De un tiempo a esta parte,  a veces da la impresión de que Occidente parece haberse convertido en una caricatura de sí mismo. Los recientes acontecimientos demuestran que vivimos en un tiempo en el que los descerebrados han cobrado mucho más protagonismo del que merecen; pues en realidad no merecen ninguno.



Que el ser humano esté dotado de un  cerebro realmente extraordinario si lo  comparamos con otros animales, no quiere  decir que todos los individuos de la especie  sepan utilizarlo. Puedes hacer cosas  asombrosas con semejante órgano, como por ejemplo desarrollar remedios contra enfermedades mortíferas, enviar sondas a otros planetas de nuestro sistema, realizar prodigiosos diseños de la ingeniería, componer sinfonías o crear cualquier otra obra de la técnica o el arte que nos emocione y nos sobrecoja. Sí, podemos hacer cualquiera de todas esas cosas increíbles gracias a la portentosa materia gris que albergamos dentro de nuestras cabezas. O en su defecto también puedes usar esa misma materia gris para tener la ocurrencia de enfundarte unos cuernos y una indumentaria estrafalaria y, junto a otros miles de catetos, ir a asaltar el Capitolio de Washington para ofrecer un espectáculo bochornoso mientras el mundo entero te está mirando. Es lo que tiene el libre albedrío, que lo puedes usar para construir un mundo mejor o bien para decidir revolcarte en el estiércol.

Elegir la muerte

¿Hacia dónde vamos? Hay algo que no funciona nada bien en nuestra forma de pensar y actuar, en la cultura que domina nuestra forma de vida.  Es una especie de determinación morbosa en no querer cambiar de rumbo, aun a sabiendas de lo increíblemente desastroso que eso puede resultar. Elegimos la muerte de la civilización como opción de futuro porque no estamos dispuestos a renunciar a los excesos del presente.


La gráfica de arriba es un esquema simplificado de la involución o colapso de nuestra civilización según la conocida como Teoría de Olduvai, formulada en 1989 por el ingeniero estadounidense Richard C. Duncan. La curva representa la evolución de lo que se define como "Calidad de Vida Material" (CVM), un parámetro que relaciona la producción y uso de fuentes energéticas con el crecimiento de la población mundial. En esencia lo que viene a explicar es que, conforme se agoten la fuentes de energía de alto rendimiento y fácilmente extraíbles (básicamente los combustibles fósiles como el petróleo), será materialmente imposible mantener una civilización industrial y avanzada como la nuestra, con lo que el regreso a una fase no industrial (donde nuestro modo de vida involucionará drásticamente) será inevitable. Todo y que esta teoría es discutible, resulta muy ilustrativa a la hora de entender lo insostenible del actual modelo económico y productivo, que invariablemente no podrá mantenerse en sus actuales características de forma indefinida (Fuente: spanishprisoner.net). 

Caos. El Imperio frente a su declive

El escenario dibujado por la pandemia y la feroz polarización en las últimas elecciones presidenciales, nos lleva a un terreno desconocido en el que Estados Unidos parece comportarse como un imperio en declive, que se debilita en el escenario internacional a consecuencia de los males que lo consumen desde dentro.

 

A lo largo de estos últimos días nos hemos cansado de ver mapas como éste, que muestra
la situación (suponemos que prácticamente definitiva) a día 14 de noviembre. Se observa
que el voto demócrata se concentra principalmente en las costas atlántica y pacífica, así
como también en la región de los Grandes Lagos, mientras que los republicanos dominan
en el centro del país y el medio-oeste, así como en la mayoría de los estados de sudeste.
Esta división no es nueva, amén de que siempre hay estados que fluctúan y suelen resultar
decisivos (los llamados estados "bisagra"). Sin embargo con la llegada de Trump y todo
lo que llevó aparejado su modo de hacer política, la división entre estas dos américas se
ha exacerbado hasta niveles impensables hace sólo una década, augurando un escenario
que puede llegar a ser peligrosamente conflictivo (Fuente: BBC mundo).  

Una intervención rusa en Cataluña ¿Sería posible?

Estos días el culebrón del llamado procés ha vuelto a ser noticia a causa de una investigación de la Guardia Civil, que baraja la posibilidad de que en 2017 Rusia se había ofrecido a enviar 10.000 soldados a Cataluña para así propiciar la proclamación de independencia ¿Sería posible una intervención militar de ese estilo?


Arriba una imagen del muy conocido mapa político de Europa en la que se puede ver que las fronteras rusas se encuentran a unos 5.500 kilómetros de distancia en línea recta de Cataluña. Es una distancia notable y, además, debemos tener en cuenta todos los países que hay por medio, mayormente miembros de la UE (como España) y de la OTAN (como España). Por contra miremos Siria, castigadísima nación donde si hay presencia militar rusa (recordemos que con la autorización del gobierno que controla la mayor parte de su territorio). El país árabe está a algo más de 1.000 kilómetros de la frontera más
meridional de Rusia y, por medio, encontramos países como Armenia (también con presencia militar rusa) o Irán, que no es desde luego una aliado de la OTAN ni de Occidente.  

¿Qué celebramos el 9 de octubre?

El siguiente artículo es en parte una traducción adaptada de otro publicado en febrero de 2008 en la web del Grupo Tortuga, de título Jaume I, el genocida. En él se revisa la figura del legendario monarca de la Corona de Aragón, poniendo así en perspectiva lo que supuso para los vencidos la hoy ampliamente celebrada conquista del Reino de Valencia.

 

       
       Arriba tres carteles con un común denominador, la figura del monarca Jaime I de Aragón, apodado "el Conquistador", y al que se rinde homenaje de las más diversas maneras y desde muy diferentes sectores. El primero de los carteles pertenece a "Acció Cultural del País Valencià", una organización de la esfera política y cultural valenciana encuadrada en la izquierda catalanista. El segundo anuncia un acto de "Democracia Nacional", un partido de extrema derecha. Por último un cartel en este caso del ayuntamiento de Valencia, en el que el rey medieval es representado bajo una apariencia inocente y amable en un juego pensado para los más pequeños.

Taradocracia

Cuando se instaura el gobierno de los tarados inevitablemente sobreviene el desastre. Eso es precisamente lo que hemos visto a lo largo de los últimos meses en Estados Unidos y también lo que estamos viendo estos días en la Comunidad de Madrid.



      Si la pandemia de COVID-19 está asolando tu ciudad, ¿qué puedes hacer? ¿Movilizarte para exigir la contratación de más personal médico en la atención primaria, más rastreadores o más personal de enfermería y especialistas en los hospitales? ¿Reclamar que el gobierno autonómico haga caso de todas las recomendaciones científicas, que apremian para que se apliquen medidas más drásticas que frenen la extensión de los contagios? No. Lo mejor es irse a un parque y plantar 53.000 banderitas, que a buen seguro son de gran utilidad para contener a un virus.

De teorías de la conspiración y virus de laboratorio

El escenario de la actual pandemia es el caldo de cultivo perfecto para todo tipo de negacionismos y teorías de la conspiración. Sin embargo, a poco se aplique la lógica más básica, es fácil comprobar cómo muchas de estas teorías apenas sí tienen recorrido.


Arriba representación esquemática del ciclo de infección del SARS-CoV-2. Desde el punto de
vista del combate contra la enfermedad, la parte más importante del proceso es el momento
en el que el virus penetra en la célula vía dos proteínas de membrana que "le abren el paso"
(identificadas como TMPRSS2 y ACE2). Bloqueando esta fase inicial el virus no puede infectar
a las células y, por tanto, queda a merced del sistema inmunológico, que procede a su
eliminación. Fuente: microBIO