Algunas cosas que quizá te interese saber, pero de las que no se habla tanto como debiera.
1. En virtud de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana y el llamado "pacto antiterrorista", firmado en febrero por PP y PSOE, cualquier actividad periodística o de índole informativa es susceptible de ser considerada un acto de terrorismo. La semana pasada tuvo bastante repercusión el artículo publicado en The New York Times en relación a la situación de los grandes medios de comunicación españoles, supeditados a los intereses de sus acreedores (fondos de inversión y grandes trasnacionales) e incapacitados para desligarse de su relación, más o menos estrecha, con los grandes partidos y la oligarquía dominante. Sucesos como el reciente despido de Miguel Ángel Aguilar, columnista que colaboraba en El País desde hacía dos décadas, vienen a reforzar los argumentos que se exponen en el rotativo estadounidense.
A pesar de todo habrá quien piense que en nuestro país la situación de periodistas, blogueros y demás informadores de todo tipo tampoco es tan mala. Al fin y al cabo esto sigue siendo una democracia y la libertad de expresión es respetada ¿O no? Tal vez todo dependa de la difusión que tengan las informaciones que publicas y, muy especialmente, de a quién afecten, ya que el Estado se reserva su derecho a actuar al respecto si lo cree oportuno. Todo ello gracias a las recientes contrarreformas llevadas a cabo por el Gobierno, en algunos casos con la connivencia del PSOE. Estamos hablando por supuesto de la tristemente célebre Ley de Seguridad Ciudadana, o "Ley Mordaza" como se la conoce popularmente, y el no menos discutible "pacto antiterrorista" (o antiyihadista) firmado por Mariano Rajoy y el que todavía es considerado como "líder" de la Oposición, el socialista Pedro Sánchez.
Ambas construcciones legales se complementan para constreñir la libertad de prensa e información en España, haciendo especial hincapié en el espacio de Internet. De esta manera la difusión o convocatoria a través de las redes sociales de cualquier tipo de protesta ciudadana, estará a partir de ahora en el punto de mira de las fuerzas del orden. Queda claro que en un contexto de crisis como el actual, cuando la gente más tiende a movilizarse para enfrentar las injusticias estructurales del sistema, socialistas y populares no tienen el menor reparo en ponerse de acuerdo a la hora de reprimir cualquier forma de contestación social. Pero ya no se trata únicamente de movilizar, pues en virtud de la nueva legislación cualquier comentario u opinión que se desmarque un poco de los discursos oficiales puede ser considerado como apología del terrorismo, por herir o atentar al honor de determinadas personas o colectivos o fomentar, siempre presuntamente, el odio y la violencia. Tal y como denuncia la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI), esto puede suponer una grave vulneración de derechos, ya que el acusado "puede ser sometido a detención incomunicada y el secreto de comunicaciones violado con total impunidad". Según la PDLI y otras organizaciones la ambigüedad de la legislación es tal que casi cualquiera podría ser sospechoso de terrorismo. Incluso publicaciones como las de los casos Snowden o Falciani entrarían dentro de este ámbito y podrían ser consideradas delito de terrorismo. Todo se deja al criterio de los agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y los jueces de turno. Así que, aviso a navegantes. Hay que andar con cuidado a partir de ahora, especialmente en la Red, no vaya a ser que, aprovechando la coyuntura de sucesos dramáticos como el de este fin de semana en París, te apliquen la Ley Antiterrorista por bromear o contar chistes políticamente incorrectos o publicar determinada información molesta para los poderosos.
2. Ha concluido el operativo Trident Juncture 2015, las mayores maniobras militares de la OTAN desde el fin de la Guerra Fría, que ha tenido en España su mayor teatro de operaciones. Mientras los principales medios nacionales andaban muy centrados en calentar el panorama pre electoral avivando el fuego del lío que hay montado en Cataluña, ha trascendido menos que nuestro país haya sido un "punto caliente" internacional por motivos muy distintos. Hablamos de las macro maniobras que la OTAN ha llevado a cabo el pasado mes de octubre, denominadas Trident Juncture 2015, siendo suelo español el escenario principal de las mismas. Es el mayor operativo de estas características realizado por la Alianza desde los años 80 y en él han participado 36.000 soldados de 30 países. Sólo España ha aportado unos 20.000 efectivos (entre unidades de acción directa y personal de apoyo), más de un centenar de carros y vehículos blindados, 43 aeronaves y 13 buques de guerra.
Sin duda toda una demostración de poderío, exhibición pura y dura de músculo militar, para mostrar al mundo quién está al mando y lo que es capaz de hacer con sus perfectamente equipados y adiestrados soldados, sus tanques, aviones, barcos y demás artilugios bélicos de última generación. Luego va y hacen el ridículo al desembarcar en una playa en Portugal (ver las siguientes imágenes colgadas en YouTube). Y por supuesto nada de preguntar a cuánto nos ha salido la broma a todos los contribuyentes. El ministro de Defensa, Pedro Morenés, tan dado por otra parte a andar muy metido en los negocios de la industria armamentística, ha eludido responder de manera sistemática las preguntas realizadas al respecto por el grupo parlamentario de Izquierda Plural. No son pocos los que exigen que las cuentas se ajusten hasta el último céntimo en lo referente a aumentar el gasto social, porque "no hay dinero para todo", dicen. En cambio parece importarles más bien poco que se destinen cantidades desconocidas a estos juegos de guerra.
¿Y todo esto para qué? El mensaje está claro y los destinatarios también, Rusia y China, considerados por Estados Unidos y sus satélites europeos como el enemigo a batir. Lo del Estado Islámico no es más que una distracción. Todo con tal de que no se afiance un nuevo orden mundial multipolar que ya despunta sobre el horizonte, con tal de que Occidente siga jugando a eso de ser la "policía del mundo", arrogándose el derecho a decirle a los demás lo que está bien y lo que está mal, lo que puede hacerse y lo que no. En palabras del propio Mijaíl Gorbachov, precisamente uno de los artífices del fin de la Guerra Fría y por ello alguien con suficiente autoridad moral para opinar, "...durante mucho tiempo a Rusia se la ha dicho que simplemente acepte los hechos (...). Todos estos hechos se han establecido en el marco de una cháchara amable acerca de nuestra amistad ¿Por qué alguien debe aguantar una farsa semejante?". Más claro imposible, el Tío Sam y sus acólitos no suelen acudir en son de paz a ningún sitio y estas maniobras lo demuestran a todas luces.
3. Hablando de guerra, España es el segundo país del mundo después de Camboya en número de desaparecidos sin encontrar a causa de un conflicto civil. Es que aquí podemos presumir de cosas que ni sabemos. Nadie discute que el régimen de los jemeres rojos, que sojuzgó Camboya de 1975 a 1979, fue de los más atroces e inhumanos que ha conocido la Historia reciente. Las cifras hablan por sí solas, alrededor de 1,7 millones de víctimas de la violencia directa, el hambre o las enfermedades como consecuencia de las desquiciadas políticas de Pol Pot y sus correligionarios.
¿Podemos comparar el franquismo con la dictadura de la efímera Kampuchea Democrática? Algunos se llevarán las manos a la cabeza al escuchar algo así, pues a día de hoy admiradores y hagiógrafos no le faltan al Caudillo, siempre dispuestos a vendernos su cara más amable. No sé si al hacerlo piensan en los más de 114.000 desparecidos de la Guerra Civil cuyos restos a día de hoy siguen sin haber sido recuperados y debidamente identificados (ver esta entrada antigua en El País). Asociaciones como Jueces para la Democracia recuerdan que esta cifra pone a España en el segundo lugar después de Camboya en número de desaparecidos en conflicto, algo desde luego no demasiado normal, sobre todo si tenemos en cuenta el tiempo trascurrido desde 1939. Y es que la anormalidad es algo muy español, especialmente cuando tratamos cualquier cosa relacionada con la Guerra Civil. Anormalidad porque hay víctimas de diferentes categorías en función de sus verdugos, las del franquismo van a la cola. Anormalidad porque no son pocos los que se enervan cuando surge el tema de los represaliados y las fosas comunes, como si fuera algo que hay que enterrar para siempre como los huesos que yacen en estas últimas. Anormalidad porque nuevos partidos que supuestamente se venden como reformadores y progresistas, hablamos por supuesto de Ciudadanos y de su líder Albert Rivera, reaccionan al respecto de la misma manera que la ultraderecha cavernaria de toda la vida. Anormalidad porque tenemos un presidente que se jacta de no haber destinado un solo céntimo en estos años a la partida presupuestaria para la Ley de la Memoria Histórica. Y anormalidad al fin y al cabo porque todos esos cadáveres siguen por ahí enterrados de cualquier manera, casi como si fueran basura, mientras que quienes se esfuerzan por recuperarlos son tachados de "guerracivilistas", sistemáticamente despreciados y acusados de reabrir heridas y sembrar la discordia. En este país los culpables y sospechosos siempre han estado en el bando de los perdedores.
4. Mientras los ataques del terrorismo yihadista continúan conmocionando, Estados Unidos no deja de armar a los combatientes islamistas radicales que luchan contra al-Asad. Nos desayunamos nuevamente con horribles noticias acerca de otra matanza en París y Occidente se estremece preguntándose cómo cosas así pueden estar sucediendo. La amenaza del Daesh (o ISIS o Estado Islámico o como lo quieran llamar) se deja sentir en todas partes o al menos eso es lo que parece. Nos dicen que los ejércitos, servicios de inteligencia y fuerzas del orden varias de los países civilizados llevan años enfrentando este mal en eso que un día llamaron la "Guerra contra el Terror", destinando ingentes recursos económicos y humanos en una lucha que no acaba.
¿Qué diablos pasa cuando vemos que, lejos de solucionarse, el problema va a más? ¿Cómo es que esta gente ha sido capaz de controlar ciudades y territorios en Siria o Irak cuando antes ni tan siquiera existían? ¿Acaso aquellos que supuestamente deben protegernos son un atajo de incompetentes? Lamentablemente parece que los tiros van por otro sitio, puesto que tratamos con una bestia que fue alimentada durante años por la CIA, el Mossad y dictaduras feudales como Arabia Saudí o Qatar. Si en la década de los 80 el objetivo fue derrotar a los soviéticos en Afganistán, más recientemente se ha usado a la bestia para derrocar a Gadafi en Libia y a Bashar al-Asad en Siria, ambos regímenes contrarios a los intereses occidentales. En el camino se sacrifican muchas cosas, la verdad de lo que está ocurriendo, la libertades y, por supuesto, innumerables vidas inocentes.
¿Delirios conspiranoicos? Puede ser, pero resulta que hay ciertas informaciones interesantes que se van filtrando a pesar de que no trasciendan demasiado. Una de ellas procede del analista estadounidense Stephen Lendman que, desde el portal The people´s voice, denuncia que Washington está suministrado al Daesh y a otros grupos radicales "armamento con capacidad para derribar aeronaves" bajo el pretexto de pertrechar a la oposición moderada al régimen de Damasco. A estas alturas resulta bastante evidente que esos presuntos "opositores sirios moderados" que combaten a al-Asad son más invención que realidad. En aquel país sólo hay fanáticos yihadistas enfrentándose a las fuerzas gubernamentales y sus aliados. Es ahí donde radica la razón de todo, los misiles antitanque TOW y los sistemas antiaéreos MANPADS portátiles, que viajan hasta Siria, van destinados a permitir que los milicianos del Estado Islámico puedan responder a las recientes ofensivas de las tropas del régimen y a las campañas de ataques aéreos lanzadas por la aviación rusa a lo largo de la últimas semanas, siempre según el citado autor. Todo gira en torno a este gran pulso geoestratégico global, que tiene en Oriente Medio una de las principales zonas de disputa. Tal y como comenta Paul Craig Roberts, ex asesor económico del gobierno Reagan, al respecto de la guerra en Siria y la intervención de Rusia "se le acaban las mentiras a Obama". Y esas mentiras tarde o temprano terminan estallando delante de nuestras narices de la peor forma imaginable.
5. En el mundo se produce comida suficiente para alimentar adecuadamente a 12.000 millones de personas. Actualmente somos más de 7.000 millones de seres humanos en el planeta, bocas que necesitan ser alimentadas y que por ello precisan de una producción de alimentos a una escala sin precedentes. Es por eso que el 36% de la superficie terrestre son ya tierras cultivadas, la mayor parte plantaciones donde se practica la agricultura intensiva e industrializada que ha permitido esta sobreproducción tan impresionante. Debido a esto a día de hoy se produce mundialmente comida más que suficiente como para alimentar a 12.000 millones de personas. Y cuando se dice alimentar no estamos hablando de que nos tocaría a un mísero plato de arroz diario por persona, sino a una ración de calorías adecuada y suficiente (ver teinteresa.es).
Imagen en la que aparecen grandes cantidades de
comida en buen estado tiradas a la basura. Escenas
como ésta son habituales en el mundo desarrollado.
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Agencia Tigris
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