¿Sabías que...?

Algunas cosas que quizá te interese saber, pero de las que no se habla tanto como debiera.


1. Alrededor del 95% de las víctimas de la violencia islamista en las últimas dos décadas vivían en países mayoritariamente musulmanes.  Ataques como los acaecidos recientemente en París, o los que sacudieron Madrid, Londres o Nueva York, pueden dar la impresión de que existe una especie de "enfrentamiento entre civilizaciones", entre el Occidente democrático y avanzado, y el Islam, cada vez más retrógrado e intolerante. Esta visión se ve acentuada por los mensajes que a menudo se difunden a través de los medios, donde se nos ofrece una imagen del mundo musulmán próxima al fanatismo religioso más exacerbado (imágenes de hombres barbudos iracundos que queman banderas de determinados países o golpean con furia muñecos que simbolizan a líderes occidentales, clérigos radicales realizando llamamientos a la guerra santa, vídeos de terroristas...). Somos nosotros los amenazados por los extremistas que acechan cual incontable legión en muchos de esos países, como si éstos fueran criaderos repletos de asesinos enloquecidos. Somos nosotros los que debemos defendernos de ellos, los que estamos siendo atacados en nuestra tierra, los que debemos reforzar y controlar más nuestras fronteras para impedir que entren. El mal habita ahí fuera y se multiplica por doquier. Cualquier musulmán, hombre, mujer e incluso niño, supone una amenaza potencial.  


Fuente: La voz debida

          Pero, una vez más, tan solo hay que recurrir a los datos para concluir que esta visión es por completo errónea. Sobre estas líneas se puede ver un gráfico extraído del informe Global Terrorism Index 2014 y, en él, se puede comprobar claramente que la inmensa mayoría de las víctimas de la violencia islamista, hasta más del 90% incluso, son originarias de países musulmanes. Irak, Afganistán, Pakistán, Siria y Nigeria se llevan, con gran diferencia, la peor parte. Mientras tanto sólo el 5% de las muertes se produjeron en naciones de la OCDE, que incluyen al Occidente desarrollado, pero también a algunos países de América Latina, a Turquía (otro país mayoritariamente musulmán) y a Israel (que se ubica en el Medio Oriente y vive sumido en un conflicto con sus vecinos desde hace medio siglo). Son los habitantes de esta parte del mundo, y no nosotros, los que en realidad sufren de forma cotidiana la maldición fanatismo islamista. Y lo sufren no sólo en la forma de guerras o atentados terroristas, sino también en la privación de expresarse libremente en el terreno de las creencias religiosas, las ideas políticas o cualquier otra cosa. Es una maldición que sufren asimismo millones de mujeres, prisioneras en sus propias casas y víctimas de todo tipo de atropellos y vejaciones.
Podemos seguir pensando que el fundamentalismo religioso de Al Qaeda, el Estado Islámico, los talibanes y otros, amenaza Occidente. Pero más bien amenaza al propio Islam y a los musulmanes, por cuanto son ellos los que han de lidiar día a día con semejante bestia y sobrevivir en el intento. Y un apunte más, los responsables de la matanza en París eran franceses de nacimiento y no extranjeros infiltrados. 

2. Mientras medio mundo clamaba que "todos somos Charlie", muchos menos se acordaban del bloguero saudí Raif Badawi, condenado por un tribunal religioso de ese país por "ofender gravemente al Islam" ¿Qué delito perpetró este joven? ¿Acaso publicó en su blog caricaturas ofensivas del Profeta o realizó comentarios de naturaleza insultante hacia su religión? En realidad de lo único que se le puede acusar es de ser el autor de la Red Liberal Saudí, creada en 2008, un espacio donde los participantes podían debatir libremente sobre política o religión. Esto último es algo que está terminantemente prohibido en Arabia Saudí, un régimen dictatorial teocrático donde imperan unas leyes brutalmente estrictas inspiradas en la visión más ultraortodoxa del Islam (el wahabismo).
El joven Raif Badawi ha pagado por su osadía y de qué manera, pues un tribunal religioso lo condenó por ofensas a la fe a una pena de diez años de prisión y 1.000 latigazos. Estos últimos se repartirán en tandas de 50 (ya ha recibido los primeros), espaciadas cada quince días más o menos, y con la humillación adicional de que se realizan en público. Un equipo de médicos ya ha desaconsejado que Raif siga recibiendo un castigo tan atroz, pues no se encuentra en condiciones para soportarlo.
Llama mucho la atención que algunos representantes del gobierno saudí, como su embajador en París, marcharan en la multitudinaria manifestación de apoyo al semanario satírico Charlie Hebdo, al tiempo que en ese país se continúan aplicando castigos medievales e inhumanos a personas que sólo reclaman poder expresarse libremente. Es un ejercicio de hipocresía prácticamente insuperable, por su parte y también por la del resto de líderes políticos allí presentes, que se llenan la boca en defensa de las libertades en unos casos, pero miran hacia otro lado en otros. Se hecha de menos un "todos somos Raif Badawi".

3. Hablando de terrorismo, la banca privada alemana es acreedora de 700.000 millones de euros en deuda pública contraída por países como Grecia, Portugal, España e Irlanda. Son esos mismos países que en el norte de Europa denominan PIGS, que como todos sabemos significa "cerdos" inglés, por la suma convenientemente ordenada de sus siglas. Son también las naciones que, desde determinados foros de pretendida "sabiduría" económica, han sido tachadas de irresponsables y derrochadoras, culpables en buena medida de las inestabilidades de la eurozona. Concretamente España le debe unos 200.000 millones de euros a la gran banca privada teutona.
Con esto se puede pensar que nos tienen cogidos por nuestras partes, pero parémonos a pensar un momento. Tal y como dice el profesor Vicenç Navarro en uno de sus esclarecedores artículos, si le debes 200.000 euros a un banco lo llevas crudo, pues irá a por ti y te exprimirá hasta sacarte el último céntimo, intereses incluidos. En cambio si le debes 200.000 millones el problema lo tendrá el banco (o bancos), ya que dejar de ingresar semejante cantidad puede ponerlo en muy graves aprietos. Ya se sabe, la avaricia rompe el saco. El poder de los "cerditos del sur" es mayor de lo que se piensa ya que, si decidieran no pagar su deuda en bloque, pondrían contra las cuerdas al abusivo y especulador sistema financiero europeo, dominado por los bancos privados alemanes. Es por eso que, de un tiempo a esta parte y ante el discurso de determinados partidos en alza que hablan de reestructuraciones de la deuda, la élite financiera ha desplegado toda su artillería mediática y política para tratar de hacernos ver lo apocalíptico que resultaría semejante escenario.
Por cierto, en este juego también andan los grandes bancos privados españoles. No en balde se estima que alrededor del 30% de la deuda de nuestro país está en sus manos.

4. Está comprobado que la situación económica de varios países con gravísimas dificultades, mejoró apreciablemente a partir del momento en que dejaron de pagar su deuda o decidieron reestructurarla. Si queremos saber lo que ocurriría tenemos ejemplos prácticos sacados de la vida real, no hace falta valerse de las supuestas previsiones de determinados "expertos". En 1998 Rusia decidió unilateralmente cancelar todos los compromisos de pago de la deuda contraída hasta ese momento, como forma de frenar la sangría económica que llevaba sufriendo desde la caída de la Unión Soviética. Algo parecido hizo Argentina hace unos diez años, tras la hecatombe que supuso la crisis del famoso "corralito" financiero. El gobierno de Rafael Correa en Ecuador realizó una auditoria de la deuda tras subir al poder en 2006, a consecuencia de la cual se tomó la decisión de no pagar la que se consideró ilegítima, al tiempo que se renegociaba el resto.
Estos son sólo algunos ejemplos de países que, ante una situación de asfixia insostenible, decidieron adoptar una solución drástica que pasaba por el impago. Lejos de sumirse en el caos y la ruina total, en todos los ejemplos anteriormente citados la situación económica mejoró. Al dejar de destinar una parte apreciable de sus ingresos al pago de la deuda y sus intereses, el Estado dispone de más fondos que puede destinar a otros fines, lo cual a menudo repercute en el estímulo de la economía a nivel interno. Si la situación económica mejora, aumentan el empleo y el consumo, lo que permite que el Estado a su vez reciba más ingresos vía impuestos. Esto a su vez aumenta su solvencia, lo que ayuda a atraer inversiones extranjeras y, al mismo tiempo, le permite pedir préstamos con una mayor confianza. De hecho los países anteriormente citados pasaron por un proceso similar al descrito y finalmente pudieron pedir prestado en los mercados internacionales sin el menor problema, algo que jamás hubieran podido hacer en las mismas condiciones de haber seguido enredados en la trampa de una deuda que no dejaba de aumentar (como le está sucediendo actualmente a España).
Nada de lo dicho es una ocurrencia sin fundamento, como tampoco ha surgido de un análisis que aquí hayamos hecho por libre. De hecho forma parte de una publicación realizada por Joseph Stiglitz para la Universidad de Oxford en 2010. Para quien no lo sepa este señor fue galardonado con eso que llaman "Nobel en Economía" en 2001, además de haber sido economista jefe y vicepresidente del Banco Mundial entre 1997 y 2000 y, anteriormente, asesor en temas económicos del presidente Bill Clinton (que precisamente fue alabado por su gestión en este ámbito). Con estas credenciales es de imaginar que el señor Stiglitz sabe de lo que habla cuando se refiere al impago de la deuda.

5. La gran cadena de supermercados Mercadona se dedica a monitorizar las redes sociales a la búsqueda de comentarios negativos que puedan afectar a su imagen y ha llegado a tomar represalias contra sus autores. Concretamente estamos hablando del caso de un ex empleado, que realizó una serie de comentarios en relación a las actuaciones de la empresa en el foro del sindicato CNT Mercacoso, por cuyo motivo ha sido objeto de una querella por injurias y calumnias contra la cadena y su propietario, Juan Roig.
Según parece, este empeño por rastrear la Red a la caza de opiniones poco favorables y sus responsables forma parte del modus operandi de Roig y los suyos, que no parecen dispuestos a permitir que nadie pueda explayarse contra ellos sin que haya consecuencias. De hecho uno de los motivos de la querella descrita es la denuncia de esta práctica por parte del antiguo empleado, ya que se acusa a Mercadona de tomar represalias contra los trabajadores que critican en las redes sociales la situación que impera en la empresa, amenazando incluso con el despido. Por lo visto se trataría de un política de "control total" ciertamente autoritaria que dice mucho de quien la practica. El caso es que, si la actuación judicial prospera, ya contarán con una condena ejemplar que sentará precedente para acallar a todo aquel que se ponga en su contra, sea, haya sido o nunca formara parte de la plantilla de los supermercados.
¿Tanto le preocupa a Juan Roig que determinadas personas hablen mal de su empresa por Internet? Si no son más que falsedades resultaría fácil desmentirlas, ¿no? En caso contrario esto no sería más que una estrategia para cortar de raíz cualquier tipo de crítica.



Agencia Tigris


  

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