China como ejemplo de cómo la contaminación pude aumentar el PIB. Este indicador clásico del crecimiento económico no descuenta las externalidades negativas, de modo que la actividad económica ocasionada por la contaminación se refleja como una mejora del grado de desarrollo.
La legendaria China, todavía con un cierto sustrato cultural
taoista, que podría haberla conducido en la historia por derroteros más
sensibles al impacto medioambiental de la actividad productiva humana, terminó
por convertirse en la fábrica mundial y en el paradigma del sistema de
producción-consumo capitalista, con tasas de crecimiento medias en los últimos
diez años situadas en torno al 8 %. Max Weber subrayó en el siglo XIX que
cualquier cultura que quisiera superar a la occidental tendría que occidentalizarse
y, quizá de entre todas las potencias emergentes, China es la que mejor
ejemplifica esta paradoja.
El acelerado crecimiento económico de esta nación está
generando graves problemas ecológicos. De hecho, el impacto de la polución
sobre la salud es uno de los problemas que más inquieta a los ciudadanos
de la capital, donde la calidad del aire es alarmante. Un estudio del Health Effect Institute, centrado en la
polución originada en las centrales de carbón y otras fuentes de degradación
del aire, aunque excluyendo la contaminación de otros medios como el agua,
presenta el siguiente resultado: 1,2 millones de chinos murieron prematuramente
en el país como consecuencia de la polución del aire, un 40 % del total
mundial(1).
El caso de China nos sirve para ejemplificar los efectos
autodestructivos del sistema de producción-consumo en el que vivimos, pero no
olvidemos que lo que sucede en esta zona del planeta desde la deslocalización
de la industria occidental estuvo antes sucediendo en los llamados países
desarrollados durante siglos. Cierto, quizá a un ritmo más lento, tal vez
durante un tiempo más dilatado y con menor intensidad tecnológica, pero en
esencia lo mismo: desarrollo a costa de la degradación medioambiental.
Sin embargo, la paradoja va más allá de esto. Como todos
sabemos, el PIB es el indicador económico tradicional para determinar el
grado de desarrollo y riqueza alcanzado por un país. Pues bien, resulta que en
el PIB no se incluyen las externalidades negativas, es decir, los efectos
adversos que el crecimiento de la producción y el consumo tiene sobre el
bienestar humano o la calidad del ecosistema. Esta deficiencia notable del PIB
como medidor del desarrollo y la riqueza real ha sido advertida y criticada
insistentemente por economistas sobresalientes, como el nobel Joseph Stiglitz
(2) o Frank Shostak (3), entre otros.
Pero el PIB no sólo ignora las externalidades negativas,
sino que si éstas generan actividad económica, este indicador integrará esta
actividad y la reflejará como un incremento del crecimiento, el desarrollo o la
riqueza real. Por ejemplo, volviendo al caso del país asiático, la polución del
aire ha contribuido a diversificar la producción de máscaras, cuya variedad va
desde los sobrios modelos de hospital hasta versiones adolescentes o de marcas
lujosas, pasando por las impactantes máscaras antigás. Es decir, existe todo un
sofisticado mercado de este artículo que da puestos de trabajo directos o
indirectos, incrementa la recaudación fiscal del gobierno y contribuye al
crecimiento del PIB.
Para finalizar una anécdota. En Enero de 2013 se experimentó
una densa polución que vació los almacenes del Taobao Mall y las ventas de
máscaras se dispararon un 130 % sólo en Pekín durante el fin de semana: 500.000
peticiones en dos días. (4)
Ahora bien, lo importante para algunos es que China sigue
creciendo y que los europeos, sobre todo los trabajadores de este viejo
continente, deben aplicarse el cuento y tomarla como modelo.
Sebastián Goldsmith.
Notas
(1) China environment series Report. Issue 10 08-09. Woodrow
Wilson International Center for Scholars. China environment series Report
(2) Stiglitz, Joseph and others. Mismeasuring our
lives: why GDP doesn´t add up? The New Press. New York. 2010.
(3) Shostak, F. “What is up with the GDP?” Ludwig
Von Mises Institute. August 2001. What is up with the GDP?
(4) “La mascarilla: la prenda del miedo y la vergüenza
en Pekín”. 20 Minutos. 20 de Enero de 2013. La venta de mascarillas en Pekín
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