¿Sabías qué? Especial Venezuela

Algunas cosas que quizá te interese saber sobre lo que está pasando en Venezuela, pero de las que no se habla tanto como debiera.


Ayuda humanitaria en Venezuela

1. China, Rusia, Cuba, Naciones Unidas (vía UNICEF) y la OPS (Organización Panamericana de Salud) han enviado cerca de 1.000 toneladas de ayuda humanitaria a Venezuela en el último mes. Ayuda, dicho sea de paso, solicitada por el Gobierno legítimo, es decir, el del señor Nicolás Maduro, que puede gustarnos más, menos o nada, pero que es el único presidente del país por pleno derecho. Tal y como se puede leer en este artículo publicado en Lahaine.org, que no por supuesto en los medios hegemónicos, dicha ayuda forma parte de un programa que ya estaba en marcha el año pasado. El volumen de envíos realizados el pasado febrero por China, Rusia, UNICEF y la OPS asciende a 933 toneladas, principalmente de medicinas y dispositivos y equipamientos médicos. Sólo los días 20 y 21 de febrero Rusia envió un cargamento, que entró por el aeropuerto internacional Maiquetía Simón Bolívar cumpliendo con todos los requisitos de registro exigidos, de más de 300 toneladas. Todo esto ha de sumarse también al suministro durante el mes de enero y por parte del CERF (el Fondo de Emergencias de Naciones Unidas) de medicamentos para unos 3.000 pacientes, además de más de tres millones de pastillas de terapia antirretroviral, para una campaña de vacunación masiva contra el sarampión y la difteria. Hay que insistir que en todos estos casos (y en los de otros programas que ya se llevaron a cabo durante 2018) los envíos contaban con la aprobación del gobierno venezolano y se realizaron en colaboración con diversas agencias internacionales y gobiernos de otros países.
Y todo esto sin necesidad de organizar un lamentable circo violento en la frontera colombo-venezolana, para tratar de introducir a la fuerza una supuesta ayuda humanitaria que no había sido solicitada ni tampoco era estrictamente necesaria. Ya hemos visto que en los días anteriores los rusos enviaron una cantidad superior de medicamentos y equipamiento sanitario sin que hubiera el menor problema. Sin embargo el circo contó con una masiva, y muy vergonzosa, cobertura que llegó a su clímax con el igualmente vergonzoso concierto "humanitario" en el que participaron estrellas de la industria del espectáculo Made in Miami, pero que no fue ni de lejos tan multitudinario como aseguraron sus promotores. Enmascarar intentonas golpistas para hacerlas pasar por operaciones humanitarias, forma parte de una estrategia destructiva contra Venezuela encabezada por Estados Unidos, que nada tiene que ver con la intención de paliar el sufrimiento de la población del país caribeño y que únicamente buscaba colocar en el poder a un "presidente" títere al que nadie ha elegido. Para conocer un poco mejor en qué consiste la estrategia "humanitaria" estadounidense, recomiendo el artículo de Nazanín Armanian Las 10 funciones de la USAID, la mega-agencia humanitaria de la CIA, donde se muestran los vínculos de esta organización con la conocida agencia de inteligencia y su participación en todo tipo de operaciones más que dudosas.

2. El país dispone de unos fabulosos recursos naturales que no solo se circunscriben al petróleo. Todo y que el crudo es una de las fuentes fundamentales de la riqueza que ha venido explotando y todavía queda sin explotar. Todo esto es muy importante para comprender por qué Venezuela centra buena parte de la atención internacional, así como por qué Washington se empeña en derrocar a Maduro para poner en su lugar a un encargado que obedezca sus órdenes a rajatabla. Obviamente busca obtener el mayor premio de toda América Latina y que, por el momento, se aprestan a recibir chinos y rusos. La geopolítica siempre suele estar detrás de todo.
Empezando por el petróleo vemos que Venezuela dispone del 18% de las reservas mundiales de crudo que todavía quedan por explotar, superando incluso a Arabia Saudí que posee el 16% (si bien el crudo pesado del Orinoco tiene un valor menor que el que se extrae en Oriente Medio, que cuesta menos de refinar). En lo referente al gas natural es el octavo país del mundo por nivel de reservas, cerca de seis mil millones de metros cúbicos a la espera de ser extraídos. Pero aparte de los hidrocarburos Venezuela también tiene importantes minas de hierro, bauxita y carbón, que generaron unos ingresos por exportación de 2.259 millones de dólares entre 2015 y 2017. Luego también tenemos el oro, del que la nación caribeña cuenta asimismo con importantes reservas. Todo y que el 90% de la extracción del metal precioso se realiza de manera ilegal, Venezuela cuenta con una de las minas de oro más grandes del mundo (explotada curiosamente por una compañía canadiense) y que todavía alberga aproximadamente unas 25.400 onzas.
Y eso no es todo, porque recientemente se han hallado importantísimas reservas de coltán también en el área del Orinoco; reservas que tienen un valor estimado de 100 mil millones de dólares (ver este artículo de 800noticias). El coltán es un mineral imprescindible para nuestro mundo moderno, ya que sin él sería imposible fabricar los circuitos electrónicos de la infinidad de aparatos (móviles, ordenadores, tabletas, televisores...) que usamos a diario. Esa es la razón de que también se lo denomine el "oro azul" (debido a su color) y de que, en otras partes del mundo como el Congo, haya sido la causa de dramáticos conflictos que se han llevado por delante la vida de centenares de miles de personas. Y para terminar de rematarlo Venezuela dispone también de unas extraordinarias reservas de Torio, las mayores del mundo, un elemento que podría ser el futuro de la energía nuclear (ver también en crítica.cl). Sabiendo todo esto, y sabiendo además que la deuda que Caracas ha contraído con Beijing asciende a unos 60.000 millones de dólares (lo cual le otorga a China una ventaja indiscutible a la hora de explotar los riquísimos recursos venezolanos), comprendemos mucho mejor todo lo que está en juego, así como el empeño injerencista norteamericano.

3. Las fuerzas armadas de Colombia y Brasil carecen de capacidad efectiva para emprender una guerra de agresión contra Venezuela.

Aeronave A-29 Super Tucano em voo sobre a Floresta Amazônica.jpg
En la imagen dos EMB Super Tucano de la fuerza aérea brasileña.
Con algo más de un centenar de aparatos en servicio, estos aviones
ligeros constituyen el grueso de la fuerza ofensiva de la aviación carioca.
          Tal y como revela el especialista en temas militares Valentin Vasilescu en un artículo para Red Voltaire, estos dos países no tendrían capacidad para implicarse en una invasión contra Venezuela, ya que sus fuerzas aéreas no disponen de los efectivos necesarios para lograr la superioridad en el espacio aéreo del país vecino. La primera fase de toda guerra de agresión pasa por obtener inicialmente la superioridad aérea, pero las aviaciones militares brasileña y colombiana no se distinguen precisamente por ser de las más potentes y modernas del mundo, pues están concebidas más bien para contener insurgencias internas y no para grandes campañas en el exterior. En su mayor parte se componen de aparatos como los cazas F-5EM (versión modernizada de un avión estadounidense ya fuera de servicio), AMX A-1A o EMB Super Tucano (que son aviones ligeros de ataque a tierra). En todo caso unos y otros serían blancos fáciles para las defensas antiaéreas del ejército bolivariano, que se componen de interceptores Su-30 y sistemas Buk-M2, S-125 y S-300, todos de fabricación rusa. Es más, la mayor parte de los aviones citados se ven obligados a operar a baja cota para realizar sus ataques, ya que no son precisos en altitud, lo que también los haría vulnerables a los lanzamisiles portátiles SA-24 (o Igla-S según la denominación rusa), de los cuales las fuerzas bolivarianas disponen de unas 5.000 unidades.
Se puede plantear que el peso de la operación aérea podría recaer sobre la poderosísima USAF, mientras que brasileños y colombianos iniciarían la invasión terrestre. Pero incluso así tal invasión presenta enormes complicaciones tácticas. Del lado brasileño hay que tener en cuenta que, cualquier fuerza expedicionaria que quisiera alcanzar las principales ciudades de Venezuela, debe atravesar primero unos 500 kilómetros de densa e impracticable jungla, lo que no es una opción demasiado viable. Por la frontera colombiana tenemos la barrera de los Andes, por lo que la única vía accesible es a través del lago Maracaibo. Pero siendo ésta una opción más que previsible, del lado venezolano se puede montar una defensa efectiva a lo largo de ese estrecho pasillo. Si a esto sumamos que los ejércitos de Brasil y Colombia sólo disponen de blindados ligeros, mientras que el bolivariano cuenta en su haber con artillería pesada autopropulsada y blindados T-72 soviéticos (aproximadamente unos 190 aunque, eso sí, un tanto obsoletos), la cosa se complica todavía más.
Todo esto basta para explicar por qué los tambores de guerra se han ido enfriando en los últimos días, puesto que los cómplices de Estados Unidos en el Cono Sur saben perfectamente que tal campaña de agresión por su parte es por completo inviable. Sólo quedaría el Tío Sam, como siempre, llevando todo el peso de la operación ¿Desea de verdad Estados Unidos meterse en otra guerra cuando continúa empantanado en Afganistán y Oriente Medio? ¿No desestabilizaría gravemente toda la región con una agresión así? La lógica dice que la vía violenta para derrocar a Maduro no ha de pasar precisamente por ahí.

4. A pesar de todo la mayor parte de la Comunidad Internacional no ha desconocido en ningún momento a Nicolás Maduro. Si hacemos caso a los medios de intoxicación hegemónicos de por aquí, podríamos pensar que el "régimen" bolivariano se encuentra aislado internacionalmente y apenas sí cuenta con apoyos. Pero resultaría interesante revisar la siguiente infografía, un mapa que nos muestra qué países mantienen su reconocimiento del gobierno de Maduro y cuáles son los que han optado por la vía golpista, reconociendo al "encargado". Entre estos últimos vemos principalmente a todos aquellos que se encuentran en la órbita de Estados Unidos, como Canadá, Australia, Israel y buena parte de los estados miembros de la Unión Europea (Reino Unido, Francia, Alemania, España, Holanda...), así como los infames representantes de lo que podríamos denominar como el "cártel de Lima" (Brasil, Colombia, Argentina, Chile, Perú, Paraguay, Ecuador...). Tener en contra a buena parte de tus vecinos, así como a las potencias occidentales, no parece demasiado alentador y bien podría augurarte un futuro bastante negro.
Sin embargo Maduro no está tan solo, como bien se puede observar entre quienes reconocen su gobierno sin fisuras. Ahí es donde vemos que sus principales valedores son China y Rusia, a los que también se suman otros países como México, Uruguay, Bolivia, Cuba, República Dominicana o Nicaragua (Venezuela no está tan aislada dentro de su vecindario), así como otras naciones como Turquía, Indonesia, Irán, Siria, Egipto, Argelia o Kenia entre otros. Quizá la mayoría de ellos no tenga el mismo peso ni de lejos que Norteamérica o Europa, de acuerdo. Pero observando un poco mejor vemos que ni tan siquiera existe unanimidad dentro de la propia UE, porque tanto Noruega como Italia se mantienen neutrales en el conflicto, mientras que Grecia simplemente se limita a pedir que se celebren nuevas elecciones. Esta última postura la adopta también Japón, aliado estratégico de Estados Unidos en Asia ¿Y el resto de naciones, que no son precisamente pocas? Corea del Sur (otro importantísimo aliado de estadounidense), India, Pakistán, Arabia Saudí, Tailandia, Vietnam, Malasia, Filipinas, Rumanía, Bulgaria y así un larguísimo etcétera. Simplemente ni se pronuncian, dando a entender con su silencio que aceptan lo que pueda decir Naciones Unidas al respecto.
¿Y cómo se ha pronunciado? Por el momento la Asamblea de la ONU no ha dado el menor indicio de reconocer la maniobra golpista orquestada desde Washington. Dado que dicha maniobra supone un desprecio absoluto por los principios del Derecho Internacional, sus perpetradores han tratado de soslayar el Consejo de Seguridad porque bien sabían cuál sería el resultado. El pasado 28 de febrero el veto ruso y chino abortó la maniobra estadounidense, quizá una de las últimas vías para buscar reconocimiento oficial para su "encargado" (ver esta noticia de news.un.org). No cabe la menor duda que China y Rusia seguirán apoyando a Maduro, ambas por intereses económicos y geoestratégicos, pues esta última incluso planea instalar una base militar en la isla de La Orchina, en el Caribe venezolano, en un claro desafío a Estados Unidos. El intento de crear un gobierno paralelo teledirigido no está dando los resultados esperados, si bien la crisis está muy lejos de cerrarse, aunque mientras tanto Maduro seguirá siendo el único presidente legítimo. Y esto es algo que tienen muy claro hasta en la propia Comisión Europea, cuya presienta, Maja Kocijancic, declaró recientemente: "por principio no reconocemos gobiernos, sólo países".

5. Mientras tanto una gravísima crisis humanitaria asola el depauperado Haití. No hay que irse demasiado lejos de Venezuela para encontrar, en el mismo Caribe, un país sumido en una desoladora tragedia humanitaria que viene siendo silenciada. No oiremos hablar tanto de lo que sucede en estos momentos en Haití, como tampoco veremos conciertos humanitarios protagonizados por artistas lacayos para recaudar fondos en favor de los desesperados haitianos.
Tal y como señala el artículo Haití y el resultado de la intervención humanitaria (Nueva Tribuna), desde que en 2004 fuera derrocado el presidente electo Jean Bertrand Aristide, el país caribeño ha tomado una senda de irreversible descomposición. Dicha descomposición se agravó todavía más tras el terremoto de 2010, que devastó una nación ya de por sí miserable y propició una desastrosa intervención humanitaria que bien se podría calificar como un proceso de colonización neoliberal, que en nada ha ayudado a los haitianos. Un país donde aproximadamente el 70% de la población vive con menos de 2 dólares al día, donde en la capital, Puerto Príncipe, alrededor de medio millón de personas subsiste en chabolas o infraviviendas carentes de los servicios más básicos, donde en los años pasados diversos brotes de cólera dejaron tras de sí un rastro de decenas de miles de víctimas y donde las agencias humanitarias han sido acusadas de todo tipo de abusos e incluso de contratar los servicios de prostitutas ¿Qué ha sido de todos esos cientos de millones de dólares enviados como ayuda tras el terremoto de hace nueve años? Bueno, de los casi 380 millones "donados" por Estados Unidos aproximadamente una tercera parte regresó a ese mismo país por diferentes cauces, el resto a buen seguro se perdieron en su mayoría en las cloacas de la corrupción que pudre al gobierno de Haití. La desesperación de una población que nada tiene que perder, porque nada le queda, está seguramente detrás de las protestas masivas que han estallado en las últimas semanas, en respuesta a la elección fraudulenta del actual presidente, Jovenel Moïse. La cifras extraoficiales hablan ya de 60 muertos, mientras esos mismos que desconocen a Maduro cierran filas en torno al extremadamente corrupto gobernante haitiano.
¿Cómo podemos dilucidar la situación actual por encima de toda la intoxicación informativa y el constante ruido mediático? Podemos irnos a los datos ofrecidos por la propia ONU en relación al IDH (Índice de desarrollo humano) por país, actualizados a fecha de 2017. Nadie pone en duda que la situación en Venezuela se ha deteriorado mucho en los últimos tiempos y que allí se vive una profunda crisis que afecta seriamente al bienestar de la población. Sin embargo, y a pesar de todo ello, el año pasado esta nación ocupaba el puesto 78 mundial por IDH, con un valor de 0,761 (considerado alto). Esto la sitúa un puesto por encima de Brasil y unos cuantos por encima de otros países vecinos como Ecuador, Colombia o Paraguay. De hecho en el ámbito latinoamericano sólo México, Cuba, Uruguay, Argentina, Chile y Panamá muestran IDH más elevados que Venezuela.
¿Dónde se encuentra Haití en este mismo ranking? Pues en el puesto 168 del mundo, con un IDH de 0,498 (considerado de bajo a muy bajo). Haití es con diferencia el país más miserable de toda América Latina, y figura en el furgón de cola de las veinte naciones más pobres del mundo junto a otras como Afganistán, Yemen, Eritrea, Liberia o Sudán del Sur. Todo ello sin que los medios de por aquí nos machaquen a todas horas con lo mal que lo pasa la gente en Haití, sin que las democracias occidentales se apresten a exigir la salida del actual gobierno y unas elecciones libres y trasparentes y sin que, después de una década de "intervención humanitaria", se haya mejorado lo más mínimo la situación de la población (más bien al contrario ha empeorado). Toda una muestra de la inmensa hipocresía que rodea todo lo relacionado con Venezuela.



Agencia Tigris
          
     


      

No hay comentarios:

Deja un comentario Tu opinión interesa

Comentarios sujetos a criterios de moderación.