Irán. Un despertar científico y algunas reflexiones

El reciente levantamiento de parte de las sanciones a la república islámica, como consecuencia de la desactivación de su programa nuclear fruto del acuerdo con las grandes potencias, vuelve a abrir este país al mundo. Pero Irán ha ido despertando antes de eso, progresando de manera sorprendente en el terreno científico y otros aspectos.


Dos mujeres iraníes charlan en una esquina del norte de Teherán (Reuters).
Dos estudiantes universitarias iraníes charlando en la calle en Teherán.
El país tiene un elevado porcentaje de jóvenes con estudios superiores. 
      Ha sido sin duda una de las noticias más relevantes de las últimas semanas en el escenario internacional, y un triunfo particular para el presidente estadounidense Obama, sometido a una asfixiante presión por parte de la oposición republicana. El pasado 16 de enero las potencias que constituyen la llamada "Comunidad Internacional", con Estados Unidos como principal peso pesado, decidieron levantar parte de las sanciones a la república islámica de Irán tras el acuerdo nuclear alcanzado el pasado verano. Las supuestas pretensiones iraníes de convertirse en una potencia con armas nucleares, bajo el mandato del histriónico y beligerante Mahmud Ahmadineyad, relegaron a este país al ostracismo internacional. Las presiones de Occidente para impedirlo, y por supuesto también de Israel (el enemigo histórico del régimen de Teherán), se materializaron en este aislamiento y en toda una batería de sanciones y embargos destinados a asfixiar económicamente a Irán, impidiéndole incluso su acceso a fuentes de financiación externas, la exportación de crudo y bloqueando los fondos que tenía depositados en entidades financieras de medio mundo.

      Puede que esta presión haya dado sus frutos, allanando el camino a la presidencia del más moderado y dialogante Hasán Rouhaní, lo que ha facilitado el acuerdo y el levantamiento parcial de las sanciones. La población parecía ya cansada de la carestía y los problemas que el embargo conllevaba y ha recibido estos cambios muy favorablemente. Pero el caso es que, por mucho que no se ha hablado demasiado de ello, Irán no ha perdido el tiempo en todos estos años de condena internacional. El país no estaba del todo aislado, pues mantenía relaciones relativamente cordiales con los poderes emergentes, como China y Rusia, y comerciaba con ellos. Pero más importante todavía es el particular progreso que los iraníes han llevado a cabo en este mismo periodo, esforzándose por no estancarse a pesar de las adversidades. Dicho progreso ha sido especialmente relevante en el terreno científico, poniendo a la nación en el escenario mundial en ese sentido, cuando poco antes tenía un peso totalmente irrelevante. Veamos cómo lo ha logrado.

      En primer lugar ha de quedar claro que el presente artículo no es un alegato propagandístico alabando a un régimen de carácter teocrático que todavía mantiene buena parte de su autoritarismo. El informe de Anmistía Internacional sobre la situación en el país en 2015 deja bien claro que, a día de hoy, todavía se siguen cometiendo innumerables abusos y graves violaciones de los derechos humanos. Las minorías religiosas continúan marginadas, la disidencia política perseguida de manera sistemática, se ha practicado un elevado número de ejecuciones, así como castigos públicos como flagelaciones y amputaciones. Los malos tratos y la tortura son habituales en centros de detención y establecimientos penitenciarios e incluso se dictaron condenas a lapidación, si bien no hay constancia de que durante el pasado año se hiciera efectiva ninguna. Todo esto nos muestra que todavía queda mucho camino por recorrer. Con Rouhaní al mando puede que el régimen esté empezando a abrirse, sin embargo sigue manteniendo un férreo control en lo referente a derechos y libertades.

      A pesar de todo ello progresos ha habido, algunos más que relevantes. Uno de los más destacados, a la par que sorprendente para un país que se presupone dominado por una élite retrógrada y de ideas cuasi medievales, es el espectacular desarrollo científico experimentado en los últimos años. Irán va camino de convertirse en una potencia científica, no sólo a escala regional, que ya lo es, sino también a nivel mundial como el gran referente de desarrollos en investigación dentro del mundo musulmán, tal y como destaca la prestigiosa revista Sciencie. Los datos están ahí y no dejan lugar a dudas. En 1996 el país apenas sí publicaba 800 papers de producción científica al año, a día de hoy ya publica alrededor de 39.000 anualmente. Es un crecimiento realmente prodigioso viendo las dificultades que ha tenido que afrontar Irán. Lo pone de relieve Richard Stone, director de la sección internacional de Sciencie, que señala "una iniciativa científica sorprendentemente robusta en áreas como la sismología y la investigación con células madre". Todo y que queda muchísimo por hacer los iraníes han pasado de la más absoluta insignificancia científica en el escenario internacional, a empezar a ser un referente entre los países musulmanes, sólo superados por el momento por Turquía en lo que a producción investigadora se refiere. En ese terreno la producción persa únicamente representaba el 0,07% del total mundial en 1996 y ahora ya es el 1,52%, sigue pareciendo muy poco pero la escalada productiva es innegable. Y el progreso también se hace evidente en la calidad de los trabajos de investigación publicados. Irán ha multiplicado por ocho su Índice h, que mide precisamente dicha calidad, en ese mismo periodo de dos décadas, situándolo en 180. Todavía lejos queda Turquía, con un 266, o Israel con 496 (España, por ejemplo, alcanza el 591). El despertar científico ha llegado a Persia y esto sólo es el principio, ya que las aspiraciones del ejecutivo de Rouhaní y su Asamblea de Expertos es llegar a emplear el 3% de su PIB en I+D. Actualmente la cifra sólo alcanza el 0,5%. 

Iran is gearing up to build a national astronomy observatory with a 3.4-meter telescope here on the summit of Mount Gargash in central Iran.
En la foto la estación de la cima del monte Gargash, en el centro de Irán. En dicho emplazamiento está previsto construir
en breve el futuro observatorio astronómico nacional (Fuente: Sciencie).  
      Teherán tiene planes muy ambiciosos en materia científica. De entrada se han hecho grandes esfuerzos para hacer del país una meca en investigación con células madre. El Centro de Fertilidad de la capital iraní es ya un referente mundial al respecto, publicando un importante volumen de trabajos y cosechando importantes éxitos en el terreno de la clonación animal. Para ello, y esto es algo que quizá pueda sorprender, el país disfruta de una de las legislaciones más permisivas del mundo en materia de uso de células madre para investigación científica gracias a una fatwa proclamada en 2002 (que venía a decir, más o menos, que dichas investigaciones no eran incompatibles con los principios del chiismo). Otros proyectos son la construcción de un moderno observatorio astronómico en las prístinas cimas montañosas del Irán central, la modernización de su red de sensores sísmicos (obsoleta a causa de las sanciones que impedían la importación de nuevos equipamientos) y el comienzo de la construcción, en 2018, de un moderno sincrotrón, un proyecto de 300 millones de dólares. Este último sistema se empleará para el estudio de la estructura de complejas biomoléculas y materiales de alta tecnología mediante técnicas de rayos X. Parte de los desarrollos tecnológicos necesarios para hacer posible dicho sincrotrón han sido mérito exclusivo de los científicos e ingenieros iraníes, ya que las sanciones les obligaron a "ponerse las pilas" al respecto porque no les quedó otra alternativa. Algunos se rieron al oír semejante iniciativa, pero actualmente han dejado de hacerlo. Especialmente porque Irán se ha convertido en el principal inversor en ciencia de todo Oriente Medio, por encima incluso de Arabia Saudí y Turquía.
 
     Hoy en día muchos jóvenes iraníes cursan estudios universitarios y se concede una gran importancia a la educación, algo que las cifras también ponen de relieve. La tasa de alfabetización alcanza el 98%, similar a la de los países más desarrollados, y su población universitaria ha pasado de unos 100.000 estudiantes en 1979 (al poco de triunfar la revolución islámica) a más de dos millones en la actualidad. De hecho el porcentaje de jóvenes con estudios superiores es el más elevado de la región, 25 estudiantes universitarios por cada 1.000 habitantes cuando, por ejemplo, en Israel son 14 por cada 1.000 habitantes. Por cierto, alrededor del 70% son mujeres. Gracias a esto las universidades iraníes han empezado a hacerse un hueco entre la élite mundial de los principales centros de estudios. Ejemplo de ello es la Universidad de Teherán de Ciencias Médicas (TUMS), incluida por vez primera el pasado año en el ranking QS de las 250 mejores universidades del mundo (ver entrada de la agencia INRA). Todo ello tal vez haga posible que, en futuro, se evite la fuga de cerebros desde el país persa hacia otros lugares donde éstos pueden desarrollar su labor. Uno de ellos fue Ali H. Brivanlou, pionero mundial en la investigación con células madre, que actualmente trabaja en la Universidad de Nueva York.

     Y no debemos olvidar que todos estos importantes logros se han conseguido en un contexto de sanciones económicas y un relativo aislamiento internacional. De entrada el panorama hubiera sido muy desalentador, pero estas constricciones no hicieron sino agudizar el ingenio de los investigadores e ingenieros iraníes, que desarrollaron sus programas por cuenta propia sin esperar a recibir el apoyo o asesoramiento de expertos extranjeros. En cierto modo este castigo de la Comunidad Internacional ha terminado encarrilando a Irán por la senda del desarrollo científico, no le quedaba otro remedio si deseaba sobrevivir y prosperar y eso es algo que los dirigentes persas han sabido entender a la perfección. El bloqueo económico se ha cobrado su precio, de eso no hay duda, pero la sociedad iraní ha resistido con relativa entereza. En tiempos de la dictadura del autoproclamado sha Reza Pahleví, gran aliado de Occidente, la esperanza de vida media entre la población era inferior a los 54 años. En la actualidad dicha esperanza se sitúa en torno a los 74 años. La clase media del país tampoco ha desaparecido, consolidándose a pesar de la carestía, unas tasas de paro próximas al 30% y aun cuando, en no pocas ciudades, muchos se ven obligados a subsistir con un salario de apenas 200 euros mensuales.

Resultado de imagen de rouhani
En la imagen el presidente iraní Hasán Rouhaní.
     Ahora sin embargo lo peor parece haber pasado y el futuro se presenta bastante más prometedor. El levantamiento de las sanciones atraerá la inversión extranjera, creando puestos de trabajo y nuevas oportunidades de negocio. Buena parte del interés se centra en la industria petrolera, ya que Irán sigue disponiendo de muy abundantes reservas de crudo que no ha podido explotar convenientemente porque el boicot económico le impedía dotarse de recursos suficientes como para modernizar sus obsoletas infraestructuras. Cuando lo haya hecho estará en disposición de producir un millón de barriles diarios o incluso más, lo cual generará unos ingresos para las arcas del Estado de unos 30 millones de dólares adicionales al día. Si a eso le sumamos los activos desbloqueados en las plazas financieras por un valor de 100 mil millones de dólares, tenemos un ingente capital adicional que Teherán podrá destinar a mejoras sociales, I+D y, por supuesto también, Defensa. En ese sentido el régimen se ha movido con rapidez tras la relajación del embargo, acelerando el encargo a Rusia para dotarse de los temibles sistemas de defensa antiaérea S-300. Entretanto Rouhaní ha iniciado una ofensiva diplomática para apuntalar su reentrada en el escenario internacional y atraer inversiones, esta semana lo podemos ver de gira por la UE, visitando países hasta hace poco hostiles como Italia o Francia. Hasta el gobierno español ha virado y mucho en sus inclinaciones al respecto, pasando de censurar abiertamente la presunta financiación por parte de Irán de ciertos partidos (que ni tan siquiera existían cuando sucedieron los hechos que determinados periodistas denuncian), a planear la construcción conjunta con dicho país de una refinería en Algeciras (ver la siguiente noticia de El País).

     Finalmente podemos hacer la siguiente reflexión respecto a Irán. Lo sucedido en el país nos muestra a las claras que su pueblo puede encontrar el camino sin necesidad de que ningún "salvador" occidental venga a imponerle sus conceptos de modernidad y democracia. Las injerencias nunca son buenas, especialmente si son agresivas y toman la forma de bombardeos e invasiones. Irak, Afganistán o Libia son buenos ejemplos de ello. En ninguno de estos casos los habitantes de los citados países han salido ganando con una intervención que supuestamente había de traer "la democracia, la libertad y el progreso", más bien al contrario lo único que han recibido ha sido caos, miseria, opresión y violencia. El caso de Irán en cambio es distinto. No hablamos de una nación surgida hace menos de un siglo fruto de un trazado fronterizo arbitrario realizado por las grandes potencias al estilo del Acuerdo Sykes-Picot. En el pueblo iraní, la Persia histórica, subyace un auténtico sentimiento de identidad nacional, fruto de un orgulloso pasado como gran potencia asiática que, a pesar de intromisiones varias y periodos de descomposición, supo preservar su integridad e independencia.
Eso quizá no se haya entendido demasiado bien en determinados despachos de Washington o Londres. A pesar de amenazas, sanciones y otras oscuras maniobras Irán es mucho más complicado de manejar que otros países de la región. Y por supuesto también mucho más complicado de doblegar. Su desarrollo como potencia científica e investigadora emergente bajo unas circunstancias muy complicadas lo ha demostrado. Sólo queda que este progreso se vaya trasladando progresivamente a la vida civil, avanzando en una mayor democratización y respeto a los derechos humanos ahora que el escenario internacional es menos proclive a la radicalización de su clase dirigente. Hay desafíos enormes en el horizonte, como la desestabilización yihadista por todo Oriente Medio o el enfrentamiento secular con Israel, Arabia Saudí y Turquía. El tiempo dirá qué dirección va a tomar definitivamente el país.
 
 
Kwisatz Haderach
 
 

Para saber más:     

Cómo Irán se está convirtiendo en una potencia científica mundial (El confidencial).
Israel teme el rápido progreso científico de Irán (Al-Manar).
Good morning, Irán (nuevatribuna.es).

 

No hay comentarios:

Deja un comentario Tu opinión interesa

Comentarios sujetos a criterios de moderación.